Séptimo Día

Apenas han transcurrido 30 días de las elecciones regionales y ya el gobierno ha logrado concretar la convocatoria para las elecciones municipales para el 10 de diciembre, en conjunto con el exabrupto que significa, la repetición de las elecciones de Gobernador en el Estado Zulia, ganadas legalmente por la oposición y anuladas de manera arbitraria por la ANC.
Han sido días de aciago, en que la población ha visto con asombro el desmoronamiento de la MUD, al igual que varios dirigentes y partidos de “oposición” han asumido posiciones “farisaicas”, dejando al descubierto, como algunos solo se dedicaron a hacer una comparsa de complicidad solapada con el “oficialismo” y sus recónditos intereses políticos.
A decir verdad, el panorama electoral luce sumamente complicado para el electorado opositor, al no sentirse convocado ni representado por los partidos que integran la MUD, los cuales en su mayoría han decidido no participar en los comicios, por no confiar en la rectitud e imparcialidad del árbitro y por el ventajismo y exigencias expuestas por la ilegitima ANC.
Por otra parte, todo indica que el “oficialismo” pareciera tenerlas todas para ganar las 335 Alcaldías del país y las pocas organizaciones políticas de la “oposición” que han decidido participar, han postulado a algunos candidatos poco conocidos, sin ningún arraigo ni arrastre, los cuales no logran despertar a una población desmotivada, apática y sin ninguna motivación para asistir a votar.
Como un caso aparte merece ser comentada la situación que se vive en el estado Zulia, donde el pasado 15 de octubre resultó vencedor el candidato de la “oposición” Juan Pablo Guanipa, proclamado legalmente por el CNE y al negarse a violar la Constitución, al no asistir a juramentarse ante la ANC, le fue desconocido su triunfo, inhabilitado y se convocaron nuevas elecciones, sin soporte jurídico y con un valor agregado: se produjo una “sospechosa” decisión del TSJ, dejando sin efecto la inhabilitación de Manuel Rosales, convirtiéndose éste en candidato de UNT a la gobernación del Zulia, con la manida pretensión de su parte, a todo evento falseada, de aspirar a ser visto como un sincero y real opositor.
Ahora bien, todos los escenarios que nos muestra el espectro político actual no hacen otra cosa que corroborar una realidad que no admite discusión; la crisis social, económica y política del país arropó a la “oposición”, por carecer esta de una dirigencia capaz de poder entender el mensaje del pueblo en la calle, con unos “lideres” sin carisma ni ascendencia en las masas e imbuidos en sus intereses personales y particulares y las de esas obsoletas organizaciones partidistas donde ellos militan.
De tal manera que todo apunta hacia un futuro nada promisor y existe la posibilidad cierta, de que la hegemonía socialista logre entronizarse en el poder, por la vía constitucional, a través de procesos electorales Municipales, Regionales y Presidenciales que le den un revestimiento institucional al régimen y así lograr extinguir la etiqueta de “dictadura”, que le han colocado tanto las instituciones democráticas del país como los organismos internacionales.
Por lo que se refiere a la población adversa al gobierno, esta se encuentra en total desolación, desanimada, confundida y sin que se vislumbre en el corto plazo, posibles vías que permitan ubicar el camino adecuado para la reactivación de las actividades de calle, la recomposición de los factores de oposición y la aparición de nuevos y auténticos lideres que ayuden a encauzar estos propósitos.
En conclusión, la ciudadanía debe hacer un gran esfuerzo por mantener en alto la fe y la esperanza de que no todo está perdido, ya que nos toca enfrentar la hiperinflación que nos agobia, aunado al desabastecimiento de alimentos y medicinas, así como la ausencia de protagonistas que contribuyan a la coordinación y unificación de los distinto factores de oposición, hoy dispersos y disminuidos a su mínima expresión; debemos y tenemos que empinarnos por encima de las dificultades. Valor y pa’lante.