Los juegos de Raúl Rivero a menudo se parecen. Comienza complicado y domina a placer posteriormente. Anoche no fue la excepción, se enredó en el primero y Magallanes le hizo una, dejando dos en bases. A partir de allí, ofreció su recetario acostumbrado camino a su tercera victoria de la campaña.
Los bates larenses le dieron el respiro suficiente para laborar sin apremios. Los relevistas aprovecharon también la amplia diferencia y se contagiaron retirando en línea los tramos ocho y nueve. Con la actuación de Ricardo Gómez y Luis Lugo, en total los brazos rojos liquidaron en fila hasta 17 bateadores. Sólo cuatro hits logró conectar el equipo que anota más carreras en el campeonato.
La paliza dejó otras gratas sensaciones. Henry Urrutia se ha convertido en uno de los outs más difíciles del campeonato. Su promedio subió a .373, golpeando tres incogibles y empujando cuatro, un trío de ellas con su cuarto cuadrangular en menos de una semana, todos ellos disparados del centro a la izquierda del campo. Grata sorpresa el toletazo de bases llenas despachado por Jecksson Flores, joven que como Deiner López pide pista en una alineación cardenal que se ha visto muy robustecida al encontrar un primer bate de experiencia como el dominicano Alejandro De Aza, una de las piezas requeridas para armar la alineación que maneja José Moreno. Anoche no jugó Jesús Montero por malestares de gripe y Flores fue incluido a última hora en la nómina. El pitcheo tiende a mejorar y eso está dentro de la lógica que envuelve al club. En buena parte se le devolvió a Magallanes la felpa sufrida en la visita anterior.