Con carácter e ímpetu se presenta la rectora encargada de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) adonde quiera que llegue. Su nombre es sinónimo de respeto, además de ser digna representante de la casa de estudios que la ha acompañado a lo largo de su vida.
La dedicación de Nelly Velásquez le ha valido ser reconocida en el ámbito que se desenvuelve y la ha hecho acreedora del lugar que hoy en día ocupa luego del fallecimiento del rector Francesco Leone, de quien fue mano derecha durante varios años.
Tuvimos la dicha de recibir a esta mujer larense como invitada a nuestro Desayuno Foro. Interrogada por el director general, Juan Manuel Carmona y el director editor, José Ángel Ocanto, dio a conocer un poco más de su vida y de su personalidad tan característica.
En las venas
Sin complejos para decirlo, detalla que nació un 5 de octubre de 1955 en el Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp). A pesar de que su padre, Armando Ramón Velásquez, era médico en la población de Sarare, su nacimiento fue programado y las previsiones tomadas. Su madre, a quien le debe su nombre, era boliviana y con espíritu aventurero.
Sus progenitores se conocieron en Bolivia durante unas vacaciones de su mamá, puesto que la misma estudiaba arquitectura en Buenos Aires, Argentina; mientras que su papá debió afrontar el cierre de la Universidad de Los Andes, por lo que eligió la Universidad Mayor de San Andrés, ubicada en el país suramericano, para estudiar medicina.
Recuerda que sus padres también tenían personalidades fuertes; puesto que uno fue luchador político y social, mientras que otro tenía un espíritu aventurero. Estaba ella en la barriga cuando se vinieron a Venezuela.
Su infancia no fue del todo fácil, tenía apenas seis años de edad cuando su papá falleció a causa de una leucemia, momento que quedó marcado en su memoria a pesar de que era tan solo una niña. El simple hecho de ver a su familia paterna presente en su hogar ya le generaba cierta intriga, pero ver a su abuela llorando sin cesar le hizo saber que algo malo había pasado.
Con esto tuvo que luchar, quedando sola con su madre y su hermana Déborah. Desde ese momento tuvo que asumir un compromiso de responsabilidad y madurez que ha mantenido con el transcurrir de los años.
A pesar del duro momento, su mamá decidió permanecer en Venezuela y salir adelante con sus dos hijas. Se dedicó a ser docente en diversas escuelas del estado y logró ganarse el corazón de quienes tuvieron la dicha de conocerla.
Nelly inició su vida escolar en el Colegio Federico Froebel, pero posteriormente, fue cambiada al Colegio Inmaculada Concepción, institución que le permitió seguir forjando su relación con Dios la cual había sido inculcada en su hogar por sus padres. Su dedicación en los estudios le permitió incluso recibir reconocimientos por su destacada participación.
“Tenía 6 años para estudiar segundo grado y parecía que la edad no se ajustaba al grado. Me hicieron repetir. Fue el peor año de mi vida”, expresó la rectora. Si bien se trató de una situación dura para ella, también rememora diversas travesuras realizadas y la rebeldía característica de la edad; pero que por tratarse de un colegio religioso era visto como algo más fuerte. Aun así la relación con las hermanas, siempre fue grata.
Su madre esperaba brindarle a ella y a su hermana todas las herramientas para hacerlas unas ciudadanas integrales, por lo que las mantuvo siempre en actividades extra curriculares como música, inglés y natación. Nelly no duda en decir que no se sentía muy atraída hacia el piano, instrumento que practicaba, así como la mandolina la cual tocó en el colegio; sin embargo el deporte siempre le atrajo, además que consideró que eso le otorgó disciplina.
“Me fascina el tenis, me preguntas cualquier cosa de mi época y te la sé pero nunca lo practiqué. Nunca agarré siquiera una raqueta”, dijo entre risas.
Durante su etapa escolar se sintió atraída por las materias relacionadas con números. En un principio quería ser arquitecto, carrera que incluso le fue sugerida al presentar la prueba vocacional pero que no pudo cursar debido a que implicaba ser residenciada en la capital, lo que a su corta edad y su situación económica en ese momento no le permitieron.
A pesar de esto, estaba decidida a continuar estudiando puesto que consideraba que eso le daría independencia y le permitiría ayudar económicamente en su hogar. De tal manera se decidió a cursar análisis en sistema en la UCLA.
Con carácter
En ese periodo continuó demostrando su manera de ser tan genuina y que algunos consideraban que “no parecía mujer” por tener posturas tan firmes y ser aguerrida. Aun cuando nunca fue presidenta del centro de estudiantes, sí logró ocupar el cargo de delegada de curso lo que le permitió ser reconocida en el ámbito universitario.
Velásquez recordó que Argimiro Bracamonte, rector de la UCLA en ese entonces, le aseguró que sabía que había “una guerrillera” en la universidad, pero nunca pensó que se trataba de ella. Esto se lo ganó debido a un conflicto que se generó con un profesor, en el cual fue precisamente su persona quien encabezó la presión para lograr que se generaran modificaciones con respecto al modo en que dicho profesional de la educación realizaba su labor.
Esto la caracterizó a lo largo de su vida universitaria, puesto que no temía hacerle saber a sus profesores lo que pensaba, incluso en hacer saber si la clase no fue de su agrado. Velásquez asumió entonces un papel de liderazgo que ha prevalecido hasta entonces.
Si bien no era sumisa, indicó que siempre se dedicó a escuchar a los mayores y a respetarlos. No dudaba en mostrarle de qué estaba hecha, tal fue el caso de una oportunidad en que su madre estaba enferma y llegó un poco tarde a una evaluación y no le evaluaron la pregunta que equivalía a la mitad de la nota final.
Nelly recuerda que luego le expuso al docente el inconveniente que se le había presentado, pero le dijo que no importaba, que ella le demostraría que podría pasar la materia sin necesidad de que fuera condescendiente. Así lo hizo, reflejando nuevamente su determinación para lograr lo propuesto.
Un nuevo paso
Finalizada la universidad, la ahora rectora encargada ejerció labores en Hidrolara y en la UCLA como profesora, asimismo, su vida sentimental tomó un nuevo rumbo al contraer matrimonio. Posteriormente fue becada en los Estados Unidos, país al que se dirigió junto con su esposo.
Allí realizó una Maestría en Ciencias en la Universidad George Washington. Recuerda que hubo un momento cuando su consejero académico le negó la inscripción por provenir de un país en donde la tecnología era poco avanzada y de “puros indios”. Decidió dirigirse a la oficina de estudiantes internacionales para plantear su problema, le advirtieron que podía solicitar un cambio, pero generalmente el resultado no era satisfactorio.
Velásquez recibió otro consejero, logró continuar con sus estudios y se graduó siendo acreditadora de una mención por su desempeño académico, conocido como “Superior Master Comprehensive Exam”.
Ya estaba en Venezuela, nuevamente en la UCLA, cuando este consejero académico que un día la rechazó la contactó para hacerle saber que quería conocer la casa de estudio a la que pertenece debido a que su rendimiento durante la beca fue sobresaliente. Si bien la visita nunca se dio, Nelly tomó esto como una disculpa por aquel mal momento que vivió.
Fueron dos los hijos que tuvo: Gustavo Adolfo y Diego Armando; el ser madre le dio otra visión y por esto los estudiantes aseguraban que pasó de ser “Nelly la estricta” a “Sor Nelly”.
En la UCLA
El papel de Nelly Velásquez en la casa de estudio ha sido fundamental desde 1992, año cuando fue electa como decana de ciencias, cargo ratificado en 1995. Fue un puesto que en un principio no pensó ocupar, pero lo hizo por recomendación de terceros. Lo mismo sucedió en el 2001, cuando quien era secretaria general, Justina Guerra, le planteó que se postulara para delegarle dicha responsabilidad. A pesar de las dudas, lo logró.
Posteriormente, en el 2006 fue electa como vicerrectora y si bien en el 2010 correspondía realizar nuevos comicios, esto no fue así. Para ese momento Velásquez se había postulado como rectora, pero las elecciones fueron suspendidas; a pesar de esto se mantuvo al lado de Francesco Leone, siempre con su postura firme y sin dudar expresar sus pensamientos. Asegura que las discusiones no faltaban, pero estas siempre fueron en el marco del respeto.
Para el momento del fallecimiento de quien fue su amigo se encontraba afuera del país y fue un momento difícil. No obstante Velásquez considera que la labor que hoy en día debe ejercer es una tarea más de Dios y que ella será del tamaño de la responsabilidad que se la asigne.
Ve con suma preocupación las condiciones en que se encuentra la academia y el hecho de que haya perdido la vocación y prevalecido el interés. Asimismo, los métodos que se utilizan actualmente para el ingreso de nuevos estudiantes.
Añora los momentos cuando la universidad era tomada como un todo, algo global sin distinción de ideología, de manera que los beneficios eran iguales para todas las instituciones.
“De haber elecciones mañana no me lanzaría”, sin embargo no duda en enfrentar el compromiso que hoy en día asume con responsabilidad y valentía, esperando trascender en el corazón de los demás.