Este cultor y artesano tocuyano, nació el 6 de noviembre de 1922, en el caserío Los Rastrojos cercano a El Tocuyo. Hijo de Martina Torrealba y Nicolás Mujica. Desde su juventud junto al trabajo de campo arriando chivos se dedicó a la artesanía y la explotación del Cocuy. En los años 50 se muda a Barquisimeto donde trabaja como obrero, pero decide regresar a El Tocuyo donde trabaja en la destilería de cocuy La Carmelita y luego en el Central azucarero El Tocuyo. A principio de los 70 deja el trabajo en el Central Tocuyo y monta su propia bodega en su casa como pretexto para dedicarse a su gran pasión: La fabricación del Cuatro venezolano en su estilo monterol, el cual es usado para el Golpe Tocuyano y el Tamunangue o Sones de Negro. Aun que aprendió por su propia cuenta viaja al Caserío El Vigía en Quíbor, donde observa al maestro Mateo Goyo, fabricante de instrumentos musicales. Comienza así a crearse fama en la fabricación de instrumentos como el violín, el cuatro, guitarra y bandolina. Ya para los años 80, es requerido por los diferentes grupos de golperos de la región como de otras partes del país. En los años 90 es reconocido nacional e internacionalmente y sus creaciones se encuentran en Japón, Rusia, España y Estados Unidos.
Ha sido homenaje por parte de la Casa de la Cultura José Ángel Rodríguez López en 1984.Docente del INCE en los años 99 y 2000 en el área de elaboración de Instrumentos Musicales. Para el año 2008 le fue conferido el título de Patrimonio viviente del Estado Lara. En este mismo año la Fundación Bigott le rinde un homenaje dedicándole, junto a otros luthieres venezolanos, un calendario. El nombre luthier se relaciona con los primeros luthiers, y proviene de la palabra francesa luth, a su vez procedente del árabe ‘laúd’. Genéricamente Al’ud significa «la madera. El maestro Julio Torrealba hace honor a la vieja historia de luthierestocuyanos que han dado vida a sus más genuinas expresiones musicales y a la bien ganada fama de que fue aquí donde se originó el cuatro venezolano. Además, quién no ha visitado su casa en la calle 6 a saborear un buen cocuy, en compañía de su compañera de siempre, María Mogollón y sus hijos: Elena, Rita, Judit, Rubén, Rafael, Carlos y Efraín, una bella y ejemplar familia, que como todos los tocuyanos debemos luchar porque esta tradición de hacedores de instrumentos musicales no se pierda. Felicidades.