Planteamientos – Gobierno de Lara y UCLA: Una nueva agenda

El inicio de una gestión en cualquier organización, independientemente de la naturaleza y el tamaño de la misma, de acuerdo con los postulados de una gerencia para el desarrollo humano, sustentable y regional, genera las consabidas expectativas. La referencia: Objetivos del Desarrollo Sostenible y Una Ciudad Sostenible.
En el contexto de una entidad federal que, cumpliendo con un mandato constitucional, acaba de elegir a quien dirigirá sus destinos por un período de cuatro años, resulta de interés para toda la ciudadanía la manera cómo se aborda dicho mandato, la corresponsabilidad implícita y, a fin de cuentas, los resultados que se van generando en términos de la calidad de vida de la población, de cara a la realidad actual.
No es una tarea de poca monta, analizada desde una perspectiva sistémica que incluye lo político, desde una connotación que va más allá del ejercicio del poder por el poder mismo para usufructo de unos pocos, para ubicarlo en la finalidad primigenia, valida y legítima del bienestar general. La multiplicidad de intereses y la diversidad de sectores, con todas sus necesidades y las demandas que plantean, advierten acerca de la complejidad de la tarea, pero reconocerlo es parte del reto que se asume.
El compromiso de “Gobernar para todos los larenses” es una premisa básica para la estrategia que bajo ese propósito se diseñe. Además, es un principio clave para el fortalecimiento de la democracia y sus instituciones, en tanto actores fundamentales de dicho proceso, en cuanto sus contribuciones al mismo, de manera protagónica y participativa, como se ha venido reiterando en un discurso que no se aviene con la práctica y que sigue esperando por mayor concreción.
“No es posible alcanzar el desarrollo humano sustentable, si no se articulan capacidades y recursos para potenciarlo, mediante la adecuada sinergia entre los actores e instituciones de una región, de una localidad, de una comunidad”. Ese lema o axioma básico, debería ser parte del credo que religiosamente recen los larenses y de las reflexiones que filosóficamente se emprendan en todos los ámbitos donde exista una preocupación genuina por el futuro del estado Lara, para educarnos como parte de esta generación y de las que siguen, y evitar que continúen viendo y sintiendo que sus esperanzas están siendo hipotecadas.
Con relación a las relaciones entre las universidades y el nuevo gobierno regional, es de suponer que existe o debe existir la posibilidad de revisarla a fondo. En presencia de un susbsistema que ha visto ampliar sus fronteras, que ha crecido cuantitativamente, y que convierte a nuestra entidad en un verdadero polo universitario, se requiere explorar con precisión sus debilidades y fortalezas, sus oportunidades y amenazas, para definir las opciones estratégicas de apoyo mutuo.
El deterioro de esas relaciones en un sub sector del sistema, por efectos de una visión política equivocada, a mi juicio, es un signo evidente que debe quedar en el pasado para recomponerlas con miras a una integración más fructífera y real.
En el caso de la UCLA, en mi opinión, salvo mejor comentario, esa agenda podría ir conformándose, de mutuo acuerdo, teniendo desde ya dos puntos prioritarios: 1. La invasión a sus instalaciones y propiedades. 2. Elecciones de autoridades y apoyo institucional al pronunciamiento del TSJ.