Un número importante de puestos del popular mercado La Cruz de Cabudare Centro, por los que antes los buhoneros peleaban, se encuentran desocupados en la actualidad por la preocupante y lamentable merma del tradicional encuentro entre comerciantes y compradores.
Así lo constató el equipo reporteril de EL IMPULSO que se recorrió las calles del mercado a cielo abierto en Palavecino.
En los lugares donde años atrás era imposible caminar con soltura por la cantidad de personas que coincidían en busca de precios accesibles, ahora impera la soledad y la tranquilidad.
De los más de 300 puestos que rayó la Alcaldía de Palavecino para la ubicación de tarantines, al menos unos 50 están vacíos.
Contaron los mismos buhoneros que algunos de sus compañeros migraron a mercados en pueblos cercanos como Aroa y Chivacoa; otros tuvieron que retirarse del comercio.
“La Alcaldía acabó con el mercado. Desde la reubicación cayeron las ventas en un 80 %. No sé por qué, pero ya no vienen las personas”, declaró un vendedor de ropa con más de 20 años en su puesto, llamado Robert Catarí.
No hay rubro que se salve. Verduleros y fruteros ven casi semanalmente que sacos de mercancía se les pudren, produciéndoles así pérdidas económicas importantes.
“Hubo una semana que perdimos 400 mil bolívares y de ahí en adelante decidimos traer menos cosas. Cuando antes vendíamos 10 sacos de papa, 5 de zanahoria y tres de yuca; hoy traemos uno de cada rubro”, dijo Jean Carlos Sánchez, de una venta de verduras y hortalizas.
Desde enero de 2017 para acá, según contó, las ventas se han reducido a la mitad por el bajo poder adquisitivo del venezolano y la escasez de dinero en efectivo.
La polémica por el cambio del cono monetario -caso billete de Bs. 100- de la que se aprovecharon en diciembre de 2016 y los primeros meses del mes, hoy los perjudica considerablemente.
“Eso fue ‘boom’ de una semana porque la gente necesitaba gastar ese dinero pero después todo cayó estrepitosamente (…) No hay efectivo en la calle y la mayoría del comercio informal no trabaja con punto de venta”, reprochó Catarí.
Explicó que algunos vendedores ambulantes se ven obligados a alquilar los puntos de venta que no garantizan una transacción rápida. Y, aunque uno que otro comerciante informal acepta transferencias, son pocas las personas que se atreven a cancelar por dicha vía.
“Muchos buhoneros han quebrado. Nos están vendiendo un buen pantalón a 350 mil bolívares, a cuánto lo vamos a vender nosotros. Quienes fabrican están sobreviviendo”.
Expectativas decembrinas “por el suelo”
Para los buhoneros del mercado La Cruz la época de decembrina no genera mayores expectativas por la crisis en la que se encuentra el país.
“La gente come o se viste para diciembre. Las expectativas están por el suelo. Habrá alguno que compre pero no nos hacemos ilusiones, aunque mantenemos la esperanza”, expresó la señora Xiomara de Cordero.