A una semana de las elecciones regionales en las que el gobierno y la oposición se disputan 23 estados de Venezuela, la apatía domina el ambiente en medio de una grave crisis económica y frustración tras cuatro meses de protestas.
Ángelo Capacho, un músico de 26 años, dice que no votará porque no ve un «discurso claro» por parte de los dirigentes opositores.
«Llamaban a la desobediencia; luego salieron con elecciones regionales y la calle se apagó. ¿De qué valieron tantos muertos? (…) Siento que se trata de una lucha por cuotas de poder», declaró a la AFP.
Las protestas, que dejaron de abril a julio unos 125 muertos, exigían la salida del presidente Nicolás Maduro del poder, pero se enfriaron con la instalación en agosto de la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por Maduro e integrada sólo por oficialistas.
Maduro prometió que la Constituyente, considerada por la oposición de «fraudulenta» y no reconocida por Estados Unidos y varios gobiernos latinoamericanos y europeos, sería la «solución definitiva» a los problemas económicos del país.
No obstante, los analistas advierten que la situación empeora y que Venezuela puede sufrir este año una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de entre 12% y 14%, y una inflación de entre 1.200% y 1.400%, según la firma Ecoanalítica.
Esas son razones para votar, cree Enrique Raúl, un sastre de 79 años: «Tenemos que salir a votar, en 45 años jamás vi tanta gente escarbando la basura. Es una pena», declara a la AFP.
La sombra de la abstención
En los comicios regionales de diciembre 2012 la abstención fue de 46,06%. El chavismo obtuvo entonces 20 de 23 gobernaciones. Pero la oposición se dice segura de poder revertir el mapa político electoral.
«Si no votamos le vamos a dar más fuerza al gobierno. En las pasadas no voté y el gobierno se quedó con la mayoría de las gobernaciones», agrega Raúl.
En diciembre de 2015 la oposición rompió 18 años de hegemonía oficialista al obtener una mayoría contundente en el Parlamento. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia -acusado de servir al gobierno- ha anulado las decisiones del Legislativo, al acusarlo de «desacato».
Raúl está convencido de que los opositores siguen siendo mayoría. «Eso quedó claro en las elecciones a la Asamblea Nacional», señala.
El escritor y profesor universitario Francisco Suniaga afirma que «en este tipo de elecciones siempre ha habido menos entusiasmo», pero advirtió que en el actual contexto político «un votante que se abstenga está favoreciendo al gobierno».
La Iglesia católica venezolana, crítica del gobierno, promueve el voto opositor. «No nos dejemos ganar por la desconfianza y el desánimo», llamó el viernes la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) en un comunicado.
Para las autoridades eclesiásticas -a quienes el gobierno acusa de buscar su desestabilización- no votar condena a los venezolanos a vivir en la carencia de alimentos, medicamentos y en la inseguridad criminal.
El gobierno mueve su maquinaria para captar el voto sobre todo de empleados públicos y sectores populares beneficiarios de subsidios.
«Corremos el riesgo de ganar las 23 gobernaciones, estamos a las puertas de una victoria histórica de la revolución (…) Ya la oposición empezó a cantar fraude», afirmó Maduro este domingo en su programa de televisión.
Por su lado, la oposición ha multiplicado sus llamados a votar. «No es momento de alejarse de la política», dijo el excandidato presidencial Henrique Capriles en un acto en Vargas (norte).
Desconfianzas
Mildred Varela, una sobreviviente de cáncer de 42 años, no confía en el árbitro electoral, por lo que duda si acudir el próximo domingo a las urnas.
La desconfianza en el Consejo Nacional Electoral (CNE) -acusado de servir al chavismo- se acrecentó luego de que la empresa Smartmatic, que dio soporte tecnológico en varias elecciones del país, denunciara una «manipulación» de los resultados en la votación de la Constituyente.
«Estoy esperando a último momento para saber si votar o no. Depende de cómo vea el ambiente ese día. Hace falta un envión anímico. La oposición está en el deber de inyectarnos ánimo», asoma Carlos, un administrador de empresas de 35 años.
La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) acusa al CNE de buscar favorecer al gobierno, al no permitirle a sus partidos sustituir a los candidatos que inicialmente había inscrito.
La falta de «ambiente electoral», dice Suniaga, obedece a que la oposición tiene pocos recursos para difundir propaganda. Algunas encuestas señalan, no obstante, que la participación podría rondar un 60%. «Hasta el último día no se sabrá», agrega.