En 1967 el tema musical de los ingleses Don Black y Mark London, en la voz de la famosa cantante británica Lulu, alcanzó primeros lugares y aceptación en el público angloparlante e hispano de USA y Europa, con popularidad también en Venezuela.
La melodía en cuestión se titula Al Maestro con cariño (To sir with love). Cuando de evocar se trata, encuentro en esta canción una identificación afectuosa con el Maestro Aldemaro Romero, al cumplirse una década de su fallecimiento el 15 de septiembre de 2007.
Difícil para los amantes de la música y los venezolanos en general no recordar a Aldemaro Romero, quien fue un Maestro en el arte musical, un músico nato, con talento, versatilidad y virtuoso en los secretos de crear buena y óptima música.
El Maestro Aldemaro nació para ser músico; lo heredó de su padre Rafael Romero, quien le dio los primeros impulsos, y aunque como progenitor deseaba que estudiara, Aldemaro desde la adolescencia asumió la música como su oficio, del que fue todo un orfebre. Conoció a la perfección dicha disciplina en todas sus facetas como pianista, arreglista compositor, director de orquesta, productor, y con una cualidad poco usual, para haber sido el más grande y mejor músico integral que ha dado nuestro país, es decir, ser un autodidacta, de lo que se sentía orgulloso.
El Maestro Aldemaro Romero, en su condición de músico tuvo la virtud de ser disciplinado, por ello su trayectoria de 60 años activo y creativo hasta sus últimos días, con éxitos, hechos y reconocimientos indiscutibles que lo ratifican.
Un ciudadano y músico como el Maestro Aldemaro Romero tiene una historia escrita en el pentagrama cultural y patrimonial de Venezuela, que sus biógrafos han sabido plasmar; así como su prolífica obra musical que como legado invalorable nos dejó, es hoy en día de gran valoración y reconocimiento nacional e internacional.
Haber conocido al Maestro Aldemaro Romero es un privilegio para cualquier venezolano, y recordarlo a 10 años de ausencia cuando se ha tenido una vivencia imborrable con él, más aún. Fue así cuando tuve ese honor, al recibir una llamada del Maestro para agradecerme una crónica de mi autoría sobre su carrera artística y musical, que había llegado a sus manos.
Asombrado este servidor por el gesto de tan alta y famosa personalidad, fui yo quien diera las gracias por escucharlo y recibir su agradecimiento; de esa conversación se generaron otras que abrieron el camino para que a solicitud de la Cátedra Libre Historia de la Música Popular Hispanoamericana, de la que era integrante, y con la anuencia del recién extinto rector, Francesco Leone, el Consejo Universitario de la Universidad Lisandro Alvarado le confiriera el doctorado Honoris Causa al Maestro Aldemaro Romero, acto en el que tuve la honorífica y gratificante misión de ofrecer el discurso de orden en el otorgamiento de tan merecido reconocimiento y homenaje a su trayectoria musical.
Así se inicio una cordial y amistosa relación que se ha mantenido en el tiempo con su esposa Elisabeth de Romero. En esta fecha, querido y admirado Aldemaro, quiero decirle al igual que todos los venezolanos que le conocieron, con la letra de esa canción: “Pero yo sé que en mi mente esos días vivirán presentes una y otra vez… pero, ¿qué te puedo dar a cambio?… Yo prefiero regalarte mi corazón…” Como símbolo del amor, el corazón de todos los venezolanos estará siempre con usted.
Por eso, al Maestro con cariño.