I
La ciudad es el lugar donde vivimos, mal o bien, pero es de una manera absoluta el escenario donde transcurre nuestra efímera vida. El ser humano, lamentablemente, no aprecia como debe ese territorio tan particular y tan íntimo. Más bien se convierte en un depredador de sus espacios como si se tratara de un enemigo feroz. Nueva Segovia, el nombre original de Barquisimeto, llamada así por el conquistador Juan de Villegas en honor a su ciudad natal en España, acaba de cumplir 465 años –eso fue en la segunda quincena del mes de mayo, según lo comprobó una vez con documentos en al Archivo de Indias de Sevilla el muy ilustre hermano lasallista Nectario María. La capital larense, que parece haber olvidado el origen de su primer bautizo, se ha transformado en una urbe poco amistosa a pesar de la fama que en ese sentido fue objeto de los más hermosos elogios de propios y extraños. La pobreza y el descuido de sus calles y avenidas, la inseguridad y el desamor ha desplazado lo que anteriormente era el orgullo de su gente y a nadie parece importarle su futuro próximo o lejano. Ciudad sin dolientes, Nueva Segovia, ha dejado atrás una historia, y sólo queda en sus páginas el recuerdo para quienes tuvimos la fortuna de disfrutarla en su mejor momento. El 14 de septiembre, no obstante, un grupo de legítimos vecinos de la ciudad, se reunieron para conversar sobre este nuevo aniversario bajo la conducción del doctor Freddy Castillo Castellanos, acompañado por varios cronistas que aportaron valiosos testimonios sobre la fundación hispana de nuestra región. Mientras eso ocurría en el Centro de Historia Larense, en otra parte los nuevos regidores de la ciudad festejaban si ningún rigor histórico la fecha del nacimiento de Nueva Segovia de Barquisimeto.
II
Muy pocos recordaron al capitán Juan de Villegas, el fundador, el hombre nacido en Segovia, una hermosa ciudad hispana, decapitado hace poco por la barbarie de unos cuantos en la plaza la Mora de la ciudad crepuscular. Junto a Diego de Losada se puso en camino para recorrer una gran distancia y fundar de paso a Santiago de León de Caracas. Antes el capitán Villegas, alucinado por el valle que cruza el río cenizo decidió en Buría levantar los primeros cimientos de la ciudad para posteriormente ubicarla en tres oportunidades en lugares diferentes hasta sembrarla al lado de las aguas del Turbio. Siempre ha sido Nueva Segovia una ciudad de avanzada después de padecer de gobiernos autoritarios. Después de la celebración de los 400 años de su fundación en 1952 comenzó a modernizar su estructura física, y al terminar la dictadura militar en 1958 su crecimiento fue vertiginoso a la par de su vocación democrática. La aldea se transformó hasta alcanzar cifras de crecimiento poblacional. Hoy Nueva Segovia presenta, como decíamos antes una pobreza urbanística que parece indetenible. Sin guía y sin amparo, a la buena de Dios, de alto riesgo para sus habitantes, inhóspita, con carencia de agua, olvidada. A la espera de buenos ciudadanos que la rescaten y de nuevo la vistan de modernidad. Ciudad Cantarina y crepuscular, te amamos, a pesar de la turbulencia de los tiempos.
III
El pasado 14 de septiembre muchos tuvieron un recuerdo para don Luis Gallardo, en cuya administración municipal fue el creador de la Feria exposición de la neosegoviana y también del ingeniero Omar Montero, otro presidente al que se le acreditan sobrados méritos en su gestión. La ciudad, como es de suponer, tuvo un crecimiento progresivo gracias a los estímulos impositivos que se otorgaron para atraer importantes inversiones. En ese sentido hubo necesidad de ampliar la llamada zona industrial para albergar a las nuevas empresas que llegaban a la ciudad animadas por los beneficios tributarios aprobados. La llegada del año 2000 fue el comienzo de una nueva era política basada en elementos ideológicos que, unidos a un populismo desbordado, fue destruyéndolo todo hasta llegar a lo que hoy somos, una ciudad laberíntica, sin una orientación que permita mirar al futuro con optimismo. Los jóvenes talentos han emigrado de la Nueva Segovia en busca de nuevas perspectivas de vida dejando atrás el vínculo sagrado con la tierra de sus ancestros y la suya propia. Tenía razón aquel que dijo un día que las ciudades eran un fiel reflejo de sus gobernantes. Nueva Segovia. Al llegar a sus 465 años de su fundación hispánica, es la mejor expresión de esa opinión.