En medio de la incertidumbre económica que reina en el país, del fenómeno inflacionario y ya casi hiper que azota a más del noventa por ciento de la población, de la desesperanza por no verse en el horizonte inmediato una salida pacífica y constitucional a las diferencias políticas que nos agobian, entre otras diversas limitaciones que impactan nuestra cotidianidad y que han obligado a miles de jóvenes venezolanos a buscar otras latitudes para relanzar sus vidas; he tenido la oportunidad de haber sido invitado al acto central por los cincuenta años de la central de cooperativas más exitosa de Venezuela y una referencia internacional no solo para América Latina sino también para el resto del mundo.
Me refiero a Cecosesola (Central cooperativa de servicios sociales de Lara) que el domingo 10 de septiembre realizó este magno evento con la presencia de alrededor de mil cooperativistas e invitados especiales que compartimos toda una mañana de reconocimientos a los valerosos fundadores que en 1967 juntaron sueños, esperanzas y necesidades para proyectar lo que hoy por hoy es una de las experiencias más exitosas de organización popular. Cecosesola hace realidad lo que John Holloway define como que “otro mundo es posible” en relación a la capacidad humana de producir soluciones específicas frente a fenómenos que golpean severamente a las familias.
Gracias a un documento fechado en octubre de 1968 y suscrito por el sacerdote jesuita José Luís Echeverría, se pueden conocer los detalles del proceso fundacional de esta central de cooperativas que debe servir de ejemplo en medio de las enormes dificultades que estamos padeciendo como sociedad en medio de la polarización política que ha dejado secuelas profundas en la sociedad. Dice Echeverría en el referido documento “nadie va a salvar al pueblo, si no se salva a sí mismo” y “estamos comenzando a abrir caminos de esperanza y de redención para nuestro pueblo” dos frases que sin duda tienen una vigencia histórica que no podemos perder de vista bajo ninguna circunstancia y que en la actualidad cobran una mayor importancia de cara a la crisis que estamos viviendo.
Un pueblo organizado alrededor de cooperativas ha permitido surfear los momentos duros que en materia de abastecimiento hemos tenido. Refiere Echeverría que la idea inicial partió de una reunión en la que participaron el Padre Harold McCormick quien era el párroco de Pueblo Nuevo y un grupo de directivos de la cooperativa “El Triunfo” que funcionaba en la misma comunidad entre los cuales estaban: Paula de Terán, Carlos Rolfo, Pedro Petit y Horacio Gutiérrez. Alrededor de ocho reuniones fueron necesarias para ir dándole orden a la idea original.
Luego una serie de penurias que se fueron presentando y que afectaban a numerosas familias de características muy humildes a la hora de poder enterrar a sus difuntos ya que no contaban con los recursos suficientes para poder cubrir los costos de los servicios funerarios de sus deudos, se activó la organización popular y a través de diferentes cooperativas se planteó el concepto de una central que aglutinara a las cooperativas de primer grado en una forma de segundo grado para atender en principio el desafío de los costos de los servicios funerarios y luego otros y más grandes retos que la han convertido en lo que es en la actualidad.
En el marco el evento de estos primeros cincuenta años de Cecosesola, se le entregaron reconocimientos a sus fundadores que -por encima de los ochenta años, la mayoría de ellos, aún conservan ese espíritu joven y reivindicativo que contagia de esperanza a quienes venimos atrás-.
Al Centro Gumilla, desde donde se apoyó la idea desde el principio con la participación de los sacerdotes jesuítas José Luis Echeverría, Alberto Dorremochea y Gerardo Monreal también se le otorgó reconocimiento que recibiera su director nacional Manuel Zapata SJ. En el marco del evento se presentaron mensajes enviados desde diferentes lugares del mundo y por diferentes personalidades alabando el esquema de gestión de Cecosesola y sus vínculos históricos con la organización popular.
Sin duda alguna, en medio de las dificultades que venimos atravesando como país, uno se encuentra con ejemplos de esta naturaleza y tradición que nos llevan a la conclusión que Venezuela tiene esperanza. Que tenemos inmensos recursos humanos y organizativos como los de Cecosesola que nos indican que “otra Venezuela es posible” gracias al concurso de lo más valioso que tenemos: nuestra gente. Gracias Cecosesola por estos primeros cincuenta años, por el ejemplo y la constancia. Por brindarnos las herramientas para el mejor escenario del país posible.