Según testimonio de la madre de uno de los 240 reos trasladados desde el centro penitenciario Fénix, ubicado al norte de Barquisimeto, hacia la cárcel de El Dorado, en el estado Bolívar, el 17 de julio pasado, hay dos prisioneros larenses enfermos con paludismo. Ellos se sumarían a los estudiantes del núcleo Maracay de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) diagnosticados hace semanas.
En la visita hecha por varios parientes hace unas tres semanas una de las progenitoras planteó la preocupación por la salud de su hijo ante el director de la cárcel de El Dorado y este le notificó que el reo padecía de paludismo, pero en el recinto no tenían medicinas para atenderlo.
Sobre este tipo de casos y otras violaciones de los derechos humanos de los reclusos, la ONG Una Ventana a la Libertad ha emprendido gestiones, sin embargo, no han tenido el efecto deseado, tal como lo afirmó a EL IMPULSO el coordinador nacional de la institución, Carlos Nieto: “Hemos hecho denuncias ante organismos internacionales, pero aquí quien debe tener voluntad es el Estado. Internacionalmente pueden hacer solicitudes, pero si el Estado no tiene voluntad estamos en nada”.
Pese a la ausencia de resultados concretos, Nieto observa positivo el anuncio dado este miércoles por el defensor del pueblo Alfredo Ruiz sobre el posible traslado de aquellos reos que estén lejos del lugar donde tienen abiertos los procedimientos. “Para facilitar que se dé todo el proceso judicial se va a solicitar que las personas que están privadas de libertad y que tienen una orden de detención lo hagan cerca de los centros judiciales donde están los tribunales para que se puedan dar las audiencias”, dijo Ruiz en declaraciones a Unión Radio.
Si, finalmente, se cumple “es lo más sensato”, calificó el directivo de Una Ventana a la Libertad. Además, en caso de cristalizarse esta medida solicitada por la Defensoría del Pueblo debería arropar a todos los reos movidos de centro de reclusión arbitrariamente, agregó Nieto.
La angustia de los parientes
Más de 200 presos fueron llevados de Fénix a El Dorado por “mala conducta”, como justificaron los voceros del recinto a los parientes, luego de la revuelta ocurrida entre el viernes 14 y sábado 15 de julio de este año, cuyo resultado fue cuatro reclusos muertos y más de 20 heridos.
Las autoridades decidieron cambiarlos de centro de reclusión como castigo y sin hacer una investigación exhaustiva para hallar a los culpables de la reyerta y los asesinatos, acusó una de las parientes cuya identidad prefirió omitir.
La última vez que viajaron a El Dorado para la visita de tres días (viernes, sábado y domingo) cada familiar gastó un aproximado de 1 millón 600 mil bolívares. Eso incluye los viáticos y la ropa, calzado, medicina, productos de higiene y comida para los reos.
Solo en pasaje ida y vuelta desde Barquisimeto hasta el pueblo donde está la cárcel en el estado Bolívar se requieren 200 bolívares. Pueden viajar en expreso desde la capital larense hasta Puerto Ordaz y desde allí hasta El Dorado. En total son 16 horas de viaje. Una vez en el pueblo, deben atravesar el río Cuyuní en una curiara que puede cobrar desde 3 mil bolívares por persona para completar un distancia que medida en tiempo no sobrepasa los 5 minutos.
En la localidad minera todo es costoso. Un envase de cinco litros de agua potable puede costar hasta 20 mil bolívares.
Las madres larenses que viajaron hace unas tres semanas tuvieron la ventaja de que la iglesia católica del pueblo les ofreció hospedaje y espacio para cocinar a algunas. Otro grupo canceló 10 mil bolívares diarios por una colchoneta para dormir.
Por tan elevado gasto no todos los familiares pueden visitar a los prisioneros. Esto y las enfermedades a las que están expuestos angustia a las madres. Por eso, piden al Ministerio para el Servicio Penitenciario el retorno de los reos a Fénix o el traslado a una región más cercana al estado Lara.