Nos hemos acostumbrado tanto a las arbitrariedades, que dada la enorme cantidad que padecemos desde los diversos ámbitos donde nos movemos, en ciertas ocasiones nos comportamos arbitrariamente al aceptarla o “naturalizarla”, olvidando que toda dictadura se funda precisamente, sobre la aceptación de dicha situación por parte de los ciudadanos. La mal llamada Constituyente, ha terminado por colocar en rojo las alarmas de la Comunidad Europea y una buena parte de los países de este lado del mundo, especialmente los EEUU, cuyas sanciones económicas, aumentarán los padecimientos de la gran mayoría de venezolanos, cuyos Derechos Humanos fundamentales son vulnerados a diestra y siniestra, por ser sanción que leída a contraluz, pareciera haber sido buscada por el gobierno pues seremos los ciudadanos los afectados.
Arbitrariedades presentes en lo cotidiano y lo excepcional y secuestran instituciones y seres pues corremos el riesgo de olvidar que laceran nuestra dignidad ciudadana y la democracia,pues a sabiendas de su imperfectibilidad, creemos en su construcción común. Mientras escribo me llega la imagen de Alfredo Ramos, persona con quien no he tenido la oportunidad de cruzar otras palabras que no sean el saludo. Recuerdo también que voté para que fuese alcalde, esperando que su condición de ingeniero le ayudara en una responsabilidad que requería de “reingeniería”, dada la lamentable administración de Amalia Sáez, cuyo legado no se le desea a nadie, incluyendo una “sobrepoblación” de trabajadores que no fueron despedidos por quien al momento de su detención, había ganado seguidores en los sectores más desposeídos y dado oportunidad a equipos de gente joven y emprendedora y aceptado la asesoría de universidades en nuevos modelos de gestión. Que haya sido removido inconstitucionalmente, sigue siendo una situación que en cualquier época de nuestra maltratada democracia anterior, habría generado una reacción de impugnación.
Naturalizada la arbitrariedad se admiten nuevas formas de secuestro de la legalidad. Alfredo Ramos, no tiene una sentencia firme del TSJ, que de paso lo condena a 15 meses de prisión y en su expediente no hay sentencia ni causas y razones de su detención, cuya apelación está torpedeada por las vacaciones judiciales, lo que acentúa el limbo judicial. Su esposa, lo vio por primera vez a los 26 días de estar detenido en el Sebin y por pocos minutos, en “la pecera”, visita en la cual fueron grabados, fotografiados y custodiados sin privacidad alguna. Quien acusa pérdida aguda de peso,estuvo aislado, sin medicinas ni alimentación adecuada, por lo cual se agravaron problemas de salud que había mantenido controlados con medicación, dieta especial y ejercicios. Posteriormente le permitieron una segunda visita al ser víctima de una crisis hipertensiva tratada a última hora, pero sigue confinado en espacio muy reducido, sin contacto con sus familiares.
Todos sabemos que el Concejo Municipal no puede destituir a Ramos y que según el art. 87 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, sólo puede sustituirse un alcalde si muere, renuncia, presenta incapacidad física o mental permanente; por revocatoria del mandato o ausencia mayor a 90 días. Sabemos también que sólo quedan cuatro meses de mandato y se está ganando tiempo para no dar lugar a medidas legales que lo amparen. Mientras, se instalan vallas de saludo a quien no fuera elegida alcalde y que además ocupa un cargo que políticamente no le correspondería, pues en caso de haber llenado los requisitos para ser destituido, le correspondería ocuparlo a Diego Mendoza, militante de Causa R.
No solamente a nuestro Alcalde se le vulneran y secuestran sus Derechos Humanos y el debido proceso de manera arbitraria, sino a todos los ciudadanos de Barquisimeto. A mí y a usted: los que votamos por él y los que no votaron también. Porque el espíritu democrático lo exige así: han de respetarse las leyes como condición primera de civilidad y al adversario por las mismas razones, especialmente porque la política no es un acto salvaje ni arbitrario. Conlleva el ejercicio de la ética aunque los pragmáticos lo nieguen y estos largos años de destrucción a nombre de una utopía social, hayan cambiado modos y maneras de percibir al oponente político. Me pregunto a quiénes favorece su encarcelación en estos tiempos duros donde la palabra y la vida de muchos hombres y mujeres, están sujetos a quienes secuestran la justicia.