Terminados los debates, la lucha por la Casa Blanca entre el presidente demócrata Barack Obama y el republicano Mitt Romney se desplazará durante las dos semanas que quedan para las elecciones del 6 de noviembre a una decena de estados decisivos.
De hecho, el último duelo verbal la noche del lunes entre ambos aspirantes, centrado fundamentalmente en política exterior, tendrá un impacto limitado entre el electorado.
Pese a que Obama sacó provecho de su condición de comandante en jefe y ridiculizó a Romney diciendo que «cada vez que opinó se equivocó», el aspirante republicano no dijo nada que lo descalificara como eventual presidente.
Dotty Lynch, profesora de Comunicación Pública en la American University, dijo a la AFP que «Romney tuvo una estrategia interesante, que consistió en mostrarse de acuerdo con Obama en varios puntos (…) para intentar desplazar el tema de la política exterior a la política interna».
«No creo haber escuchado nada esta noche que sugiera diferencias fundamentales en sus estrategias militares o políticas», dijo a su vez Charles Franklin, cofundador de Pollster.com y profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison.
«Y así, con posiciones parecidas, se sacaron los temas de política exterior de la mesa», agregó.
Todas las miradas se enfocan ahora en nueve o diez estados decisivos, particularmente Florida, Ohio y Virginia, que ofrecen el mayor número de votos en el colegio electoral.
La elección presidencial en Estados Unidos es indirecta: cada estado representa una determinada cantidad de votos en el colegio electoral, que es el que a la postre elige al mandatario. Se necesitan 270 votos del colegio para llegar a la Casa Blanca.
Tras vapulear a Obama en el primer debate del 3 de octubre, las encuestas impulsaron a Romney, que supera al presidente en Florida, lo alcanzó en Virginia, aunque sigue rezagado en Ohio.
«Creo que estamos, en este momento, tan parejos que el suspenso podría llegar al punto de depender de los votos electorales de un solo estado», dijo Franklin.
Dotty Lynch estimó que se espera una encarnizada lucha en los estados cruciales en las dos semanas que restan para el comicio.
«La publicidad va a ser extremadamente intensa y dirigida a grupos específicos, como votantes mujeres y de la clase trabajadora», dijo Lynch.
Ahora «todo dependerá de la movilización de los electores y de la capacidad de cada parte, en estas últimas dos semanas, de golpear en cada puerta», estimó por su parte Christopher Arterton, profesor de la Universidad George Washington.
«A menudo, una persona que habla con alguien que conoce, de su barrio, o con alguien en una situación muy similar y puede tener una influencia muy grande para que esa persona decida, en primer lugar, votar, y a quién votar», dijo Arterton a la AFP.
Ambos partidos han invertido enormes recursos en los últimos cuatro años para construir redes de votantes y se esforzaron para identificar quiénes son sus apoyos y pueden dar un impulso en sus áreas de influencia.
«Estaremos presenciando una batalla de fuerzas de tierra», dijo Franklin, quien agregó que descifrar lo que realmente ocurrirá en los estados indecisos de aquí a la elección será muy difícil.
«Vemos la vorágine de esfuerzos de ambas campañas en la última semana», dijo. «Vemos la publicidad, vemos qué lugares visitan los candidatos, pero es mucho más difícil monitorear el número de llamadas telefónicas que se hacen», indicó.