Desorientados quedan visitantes, turistas y hasta los propios barquisimetanos porque faltan nomenclaturas en las intersecciones de esquinas en la ciudad, derribadas en una elevada proporción y utilizadas como barricadas entre abril y julio de este año en la capital del estado Lara.
Se trata de los pedestales de hierro en cuyo extremo superior se encuentra una placa blanca también de hierro que indica, en color negro, los números de calles y carreras, y debajo de los números señala nombres de personajes o hechos históricos locales o nacionales, con lo cual a las personas se les hace fácil ubicarse en una dirección, bien sea que la requieran en la zona centro, este, norte u oeste de Barquisimeto.
Estas señalizaciones son de vital importancia no solamente en Iribarren, sino en todas las ciudades del mundo, porque es lo que hace que lo urbano se distinga, y además forman parte del acervo cultural y patrimonial de un lugar determinado.
Posterior al trimestre de protestas y ahora de haber retornado la pasividad en las calles de Barquisimeto, estos dispositivos siguen ausentes de los sitios en los que fueron objeto de destrozos por inescrupulosos, correspondiéndole reponerlos al poder público municipal.
Otro factor adverso es la ineficiencia de la gestión municipal en el mantenimiento de varias nomenclaturas. Hoy varias de estas lucen sin pintura que dejen ver a las personas tanto los números de calles y carreras como los nombres alusivos a las mismas, sin menoscabo de las que están dobladas producto de carros que las han chocado y las que han sido robadas por delincuentes que las venden en calidad de chatarras o a fundidoras de la región.
Como capital de estado, Barquisimeto es sede de instituciones públicas y privadas de vital importancia. En este sentido, las personas del resto de los municipios larenses necesariamente deben dirigirse a esta ciudad para realizar sus trámites y por ello requieren que estas guías estén instaladas en las esquinas para llegar con precisión hasta los lugares de destino, pero al no existir se les complican conocer las direcciones, terminan desorientados y deben preguntar a los moradores en qué sitio se encuentran y en qué lugar está la ubicación hacia donde tienen que llegar.
Acervo patrimonial en franco deterioro
Iván Brito López, costumbrista, recordó que cuando el doctor Eduardo Gómez Tamayo fungía de presidente del extinto Congreso de la República, le fue otorgada la orden Juan Guillermo Iribarren en esta ciudad el 14 de septiembre de 1994, día del cumpleaños de Barquisimeto.
Indicó que durante su discurso en la alcaldía de Iribarren, Gómez Tamayo elevó la propuesta que se hiciera una nomenclatura dual para Barquisimeto.
A raíz de ese planteamiento las autoridades de entonces tomaron en cuenta esa idea y el cronista Ramón Querales hizo un estudio que denominó nomenclatura de Barquisimeto, publicado en 1996, dijo.
Precisó que Querales recogió en ese estudio los distintos nombres que habían tenido las calles de Barquisimeto hasta 1946, cuando por decreto del ejecutivo del estado, bajo el mandato del gobernador Dr. Eligio Anzola Anzola, se cambia la nomenclatura de nombre por la numérica.
Dual era mantener el número en grande de las calles y carreras, y debajo el nombre alusivo a un personaje o un hecho histórico, sostuvo.
Como algunas de las calles habían tenido varios nombres hasta 1946, Querales tomó los nombres más significativos para esa nomenclatura dual y se dio en una primera fase. Después con el primer gobierno en la alcaldía de Henri Falcón hubo un gran despliegue de señalizaciones de calles, plazas y sitios históricos con placas de reconocimiento, puntualizó.
Mencionó que luego de la salida de Falcón de la alcaldía las nomenclaturas pasaron a un franco deterioro. El municipio solo dedicó recuperación de varias plazas y sus señalizaciones a través de Imaubar, más no las de las calles.
Los delincuentes también han cargado con las plaquitas hechas de hierro fungido de las casas, denunció.
“Una ciudad que no sabe cuáles son sus calles y quiénes fueron sus personajes queda sin personalidad propia, sin acervo patrimonial”, afirmó.
La situación es que sigue la diatriba política y no un trabajo real por la ciudad, con un sentido de pertenencia, sentenció.
Lo poco que queda
Una placa de mármol blanco incrustada en la pared frontal de la iglesia Inmaculada Concepción, con datos de su reconstrucción en 1953. Otra placa de mármol blanco se mantiene en la calle 24 esquina avenida 20, indicando que ahí estuvo la casa donde falleció el general Juan Jacinto Lara.
La que está en la fachada de la iglesia de Santa Rosa, la cual proporciona información de los que trabajaron para que se reconstruyera ese templo.
Había una en la entrada de la Fundación Mendoza con datos de la inauguración de dicha urbanización. Se la robaron. La misma data del gobierno de Raúl Leoni. La que estaba en la iglesia La Paz igualmente se la robaron. Ofrecía detalles de su construcción.