La disputa por una bombona de gas y un molino perdido tomó un giro tan violento que uno de los involucrados terminó muerto por un disparo en el abdomen. El crimen se consumó en el interior de una vivienda en el sector Los Libertadores, al norte de la capital larense, el viernes en la tarde.
El reclamo por la desaparición de los objetos encendió una discusión entre miembros de una misma familia dentro de la casa de uno de ellos. Protagonizaban la pelea un joven de 18 años y su cuñado, a quien apodan Toto. Fuera de la casa esperaba la madre del muchacho. Transcurrieron pocos minutos de haber comenzado la airada conversación cuando ya no se escucharon voces sino una detonación, la que dejó moribundo al hijo de la señora, Yonaiker Rubén López Pernalete.
La progenitora se apresuró en auxiliar a joven. Se afanó durante unas dos horas en darle respiración boca a boca para mantenerlo vivo mientras otro de sus hijos corría desesperado en la calle buscando un carro para llevarlo a un centro asistencial. Nadie se ofreció como voluntario, ni para llevarlo al ambulatorio de Tamaca, el más cercano, lamentó la madre.
Cuando finalmente consiguieron cómo movilizarlo ninguna atención médica le servía. “No pude ayudarlo, no pude”, repetía el hermano de López con gruesas lágrimas mojándoles las mejillas, ayer, mientras esperaba la entrega del cadáver en la morgue del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp).
Acusan a El Yoyo
Aunque el pleito era entre López y su cuñado Eduardo Enrique Cáceres, Toto, –quienes eran, además de parientes, vecinos-, un tercer hombre se incorporó, luego, y fue este quien presuntamente accionó el arma por orden de Toto, según el relato de la familia del asesinado. Al supuesto homicida lo identificaron como José Gregorio Baralona Peña, alias El Yoyo.
Desde el momento del asesinato los parientes de la víctima desconocen del paradero de ambos hombres.
Por otro lado, como posible autor de la muerte de López también se nombró a un sujeto conocido como El Envenenado, con quien supuestamente tenía una deuda. En la comunidad, al parecer, el muchacho también había tenido problemas por delitos cometidos en el sector. Sin embargo, una allegada lo defendió como un joven bien portado. “No andaba haciendo nada malo”, dijo. Estudiaba los sábados en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), refirió la madre, Yajaira Pernalete.
Las peleas entre Toto y los hermanos de su pareja, al parecer, eran frecuentes, porque supuestamente maltrataba a su hijastro, un niño de 08 años de edad a quien tenía bajo su cuidado desde hace una semana aproximadamente cuando su madre se fue a trabajar a Colombia.
A este hombre también se le vincula como presunto integrante de una banda robacarros.