En esta oportunidad queremos referirnos a una temática un tanto trivial, pero no por ello sin importancia; nos proponemos pensar en voz alta, algunas interrogantes y preguntas hasta ahora sin respuestas.
Cuando observamos algunas apariciones de personajes del actual “socialismo” en ocasiones nos produce sorpresa, dadas sus viejas vinculaciones políticas y familiares con la mal llamada IV República, quienes ahora se presentan con su cara bien lavada y con un asombroso cinismo.
Si bien esta situación era algo común, en el pasado reciente, con contratistas y proveedores del sector público, los cuales al mejor estilo de Joselo, al cambiar el gobierno procedían a voltear la fotografía del Presidente de la República o gobernador del estado y problema resuelto; ahora parece que esto se ha hecho extensivo al ejercicio de los cargos públicos.
Es asombroso ver cómo algunos funcionarios del régimen, de cualquier jerarquía, se presentan frente a los medios de comunicación en actos sociales o actividades oficiales, asumiendo unas posturas u ofreciendo declaraciones, dando la impresión de encontrarnos ante unos auténticos y curtidos “revolucionarios”, repitiendo al caletre un trillado y fastidioso discurso.
Por otra parte, siempre hemos creído que para asumir una conducta política, veraz, transparente, confiable, ésta debe guardar correspondencia con una sólida formación ideológica y en total sintonía, con el legado doctrinario trasmitido por los padres desde el hogar y en comunión con una concepción religiosa sustentable; lo contrario nos es otra cosa, que asumir una posición farisaica y oportunista.
Otra postura insincera de estos prototipos se refiere al estilo de vida mantenido por años, sus gustos por asistir a fiestas y saraos, con el consabido consumo de bebidas espirituosas, así como las permanente visitas a los más prominentes centros comerciales a realizar compras de productos de consumo masivo, todas costumbres de viejo arraigo ahora dizque suspendidas por constituir desviaciones “burguesas” y qué decir de viajar al primer mundo, al “imperio” mismo, es allí donde el fariseísmo llega al clímax, por cuanto el sueño de estos “socialistas” de nuevo cuño, es disfrutar de las fortunas acumuladas en estos años, de dudosa procedencia algunas, en los predios de la tierra del Tío San.
Hacemos un llamado a estos fariseos de hoy día, para que reflexionen y sean honestos consigo mismos, entiendan de una buena vez la necesidad de ser sinceros y no interponer los intereses económicos por encima de los principios y valores que nos enseñaron, recuerden que se debe predicar con el ejemplo, nunca se debe tratar de trasmitir una conducta que contraste con la realidad. Valor y pa’lante.