¿Qué semejanzas o relaciones pueden existir entre Río Tocuyo y Cabudare, dos poblaciones de nuestro estado Lara tan diferentes en clima, vegetación y hasta cultura?
Para nosotros, esa relación lleva el nombre de Taylor Rodríguez García.
Taylor nació en Río Tocuyo, municipio Torres, el 19 de febrero de 1955 y después de cursar sus estudios de primaria y secundaria en su pueblo natal se vino a Barquisimeto a formase como Profesor de Ciencias Sociales en el antiguo Instituto Pedagógico de Barquisimeto, hoy Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
Pero de aquellas tierras del semiárido larense el joven bachiller no se vino solo. Se trajo en su maleta el extraordinario universo cultural caroreño, con sus tradiciones gastronómicas y literarias, su música y su poesía. Me acuerdo de las conservas de “buche” que me traía de su casa, preparadas por su mamá. Y eso era posible porque Taylor, lector inquieto desde joven, entró en contacto con la obra de ese genio tutelar que fue en la Carora de la primera mitad del siglo XIX, el escritor Cecilio Zubillaga Perera, don Chío, en cuyo cuarto-biblioteca encontraron orientación y afecto figuras intelectuales y artísticas de la talla de Alirio Díaz, Luis Beltrán Guerrero, Alí Lameda, Guillermo Morón y Federico Álvarez, para nombrar los más conocidos.
Pues bien, para el Taylor que conocí en el Pedagógico, don Chío era un ejemplo. Fue en esos años que empezamos a cultivar una amistad que se creció con el tiempo. Recuerdo entre sus condiscípulos a Pablo Arroyo y a Yolanda Aris, quienes también fueron mis alumnos, ya que con ellos convocamos en 1985 la I Jornada de Investigación y Docencia en la Ciencia de la Historia, la cual dio lugar a la creación de la Fundación Buría y dio inicio a ese movimiento de formación de historiadores que llevó a la apertura en la UPEL de la Maestría en Enseñanza de la Historia, en 1991 y de la Maestría en Historia en la UCLA, en 2002.
Taylor realizó sus estudios de Maestría en Historia, en Caracas, en la Universidad Santa María, de la mano del Dr. Federico Brito Figueroa. Su tesis intitulada Historia económica y social de Carora siglo XIX, fue aprobada en 1993 y de ella se generaron publicaciones como El hombre y la tierra en Curarigua, Impacto de la guerra de independencia en la economía caroreña y La cría de caprinos en la historia económica y social de Carora. Sin embargo, a pesar de esta dedicación a Carora, su vida profesional toma otro rumbo y es en Cabudare, contando con su esposa y compañera Teresa Pereira, que Taylor establece su hogar definitivamente. Allí, recordando a don Chío y su cuarto-biblioteca, funda la Biblioteca Universitaria Héctor Rojas Meza y empieza a dedicarse al estudio histórico de su nuevo terruño. Es nombrado Cronista Oficial del Municipio Palavecino en 1995 y escribe el texto escolar de Historia y Geografía del Municipio Palavecino, Kabudari, Árbol Grande.
Ya en su Biblioteca, escudriñando libros y manuscritos, dialogando con los niños que a diario lo visitaban o escribiendo sus crónicas, nuestro amigo fue sembrando su obra educativa en Cabudare. Al despedir al alumno y colega que nos dejó físicamente el pasado siete de agosto, lo hacemos recordando al muchacho que conocimos, lleno de proyectos, en Carora, en 1983. Taylor fue un hombre útil y un ciudadano ejemplar. Quiso hacer muchas cosas por el bien común. Pero lo que hizo basta para recordarlo hoy y siempre.
Reinaldo Rojas
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