Dentro y fuera de Venezuela existen varias convicciones irreversibles. La primera es muy importante. La democracia ha sido liquidada y sustituida por una dictadura tiránica de marcada tendencia castro-comunista aunque con rasgos propios del siglo XXI y de la realidad interna. Otra es consecuencia de la anterior, se acabó el Derecho como instrumento regulador de las relaciones de los ciudadanos entre sí y de éstos con el estado-gobierno. Cuando esto sucede los pueblos quedan en manos de los caprichos, las desviaciones políticas e ideológicas, de la ineficiencia y de la corrupción de quienes detentan el poder político. Las pruebas están a la vista y el país sobre diagnosticado con relación a los males que padece.
Pudiéramos continuar enumerando cosas sabidas, pero siento que es innecesario. Sin embargo diré que mientras el régimen actual exista no hay ninguna posibilidad de que pueda superarse la actual crisis política, económica y social que la nación padece. Todo está mal y camina para peor. La naturaleza del problema no es electoral. Tampoco la solución. Lo electoral es instrumento indispensable en una verdadera democracia. No en una dictadura tiránica. Lo que se impone es profundizar la presión interna y externa hasta lograr la caída del régimen, bien porque entiendan la inutilidad de sus esfuerzos de permanencia y se retiren, bien por la acción combinada de civiles y militares comprometidos con el objetivo, bien como indeseable consecuencia de un enfrentamiento armado con características de guerra civil que solo podrá evitarla la salida del régimen o la rendición insólita de los sectores democráticos. Esto último no sucederá.
A estas alturas del juego no creo en diálogos ni en mediaciones fabricadas como tácticas desviacionistas. Esto fracasó definitivamente. Solamente veo posibilidad de hablar para establecer las condiciones de retirada del régimen, empezando por la cabeza del mismo. Todo lo demás queda en manos de los sectores democráticos que deben demostrar, desde ya, suficiente madurez y cordura para definir el sistema que se dará el país para enfrentar los agudos problemas del día a día, estabilizar la república y redefinir la vida en democracia sobre la base de un sabio ordenamiento jurídico y político basado en la libertad y la seguridad de las personas y de los bienes.
En estos años todos hemos cometido errores y también aciertos y logros. Estamos llegando al final. En esta hora se exige absoluto desprendimiento personal y de grupo. Respeto dentro del pluralismo que la misma democracia exige. Hay que evitar y rechazar los ataques absurdos y desmesurados contra dirigentes y grupos que también trabajan por el cambio. Lo inaceptable es la traición, la cobardía o las maromas oportunistas de algunos. También están a la vista. La nación está preparada para lo que pueda venir. ¡Tiene con qué y con quienes!
[email protected]
@osalpaz
http://alvarezpaz.blogspot.com/