“El parlamento es una distorsión del pueblo y los sistemas parlamentarios son una falsa solución al problema de la democracia. Un parlamento esta originalmente fundamentado en representar al pueblo, pero es en sí mismo antidemocrático, dado que democracia significa autoridad del pueblo, y no una autoridad que actúa en nombre de él. La mera existencia de un parlamento significa la ausencia del pueblo”.
El Libro Verde de Gadaffi.
Si analizamos los orígenes del proceso que se lleva a cabo en Venezuela, podríamos deducir el camino que nos han trazado desde hace muchos años atrás.
Dicen los abogados: “A confesión de partes… relevo de pruebas”.
El teniente coronel William Izarra, en su obra “En Busca de la Revolución,” resalta sus viajes clandestinos (así los califica), en pro del éxito de lo que el mismo denomina una Conspiración Militar.
Entiendo que en el texto describe, el Teniente Coronel Izarra, que cuando llega a la Capital de Libia, quedó en manos de la sección de seguridad del Estado y tuvo que esperar dos días para poder ver al líder máximo de la revolución de aquel país. Que su contacto venezolano llegó a buscarle acompañado de varios funcionarios a bordo de tres autos BMW; todos de lentes oscuros, trajes, y armamento corto y que, su contacto le anunció que el Coronel le esperaba en una hora, que se cambiara de ropas para salir de inmediato.
Partieron rumbo al Bunker de Muammar Gadaffi, con el objetivo de consolidar una relación internacional con un jefe del Estado. Uno de los pocos hombres que se había atrevido a desafiar al poder de los Estados Unidos.
Al comienzo de la reunión Gadaffi le exteriorizó su complacencia por haber tenido el valor de viajar en forma clandestina desde un país latinoamericano a pesar de ser un oficial activo de la Fuerzas Armadas. Y después todo se basó en el método con el cual lograrían el éxito de la “Conspiración Militar.”
Presuntamente, en una reunión que se prolongó por una hora y cuarto, intercambiaron ideas y recibió muchas sugerencias de parte del Coronel Gadaffi, quien al final recomendó a uno de sus asistentes, que diera instrucciones al contacto de Izarra, para satisfacer los asuntos que, desde el punto de vista operativo, necesitarían de apoyo.
Del libro deduzco que, entre las salidas clandestinas de Izarra al exterior, ese mismo año, 1.983, viaja a Cuba y que, aun siendo el tiempo de vuelo entre Maiquetía y La Habana de, aproximadamente, dos horas y media, por extremas medidas de seguridad, tuvo que hacer el viaje en tres días. Tomando como punto de partida la ciudad de Londres, para justificar el permiso concedido por su comando, de Londres pasó a Frankfurt e hizo conexión con Praga, antigua Checoslovaquia, Hoy República Checa, allá, en Praga, los recibieron unos funcionarios cubanos y gestionaron ante las autoridades aduanales una certificación de ingreso especial, evitando así que se sellara su pasaporte.
De Praga voló a Toronto, Canadá, teniendo como último destino La Habana. En Praga aprovecho la diferencia de horarios de salida de vuelos que fue de, aproximadamente, diez horas, para recorrer la ciudad y para que le suministraran un pasaporte que le otorgaba la nacionalidad cubana y recibir instrucciones de la conducta que debería asumir durante el vuelo; no bebería hablar para no despertar sospechas por el acento venezolano que tenía…
Para sus conclusiones recomiendo el libro y el video (YouTube) “El Palestino”.
