Para recordar: “¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios” (Marcos 1:24).
Este es el caso de una familia venezolana, compuesta por papá, mamá y tres hijos. Viven en una modesta casa y observan buenas relaciones con sus vecinos, pero un día el papá se salió de la norma y pasaron a ser una familia desprotegida.
Antes de lo acontecido, comían bien y contaban con buena salud, eran modestos, pero prácticamente no les faltaba nada. Los niños iban a la escuela cada día. La dama atendía su propio negocio. El papá, tenía un trabajo estable en una prestigiosa empresa.
Normalmente, salían de vacaciones, disfrutaban de tan bellos paisajes de nuestro país; ya que Venezuela tiene paradisíacos lugares para tomarse el soñado y bien merecido descanso.
Las cosas cambiaron abruptamente. Y por diferentes motivos, el temperamento del papá se transformó totalmente. Terminó maltratando a su familia y prácticamente les encerró para que no difundieran su mala conducta.
La esposa sabía que las leyes podían protegerla y también a los niños, pero el padre les realizó distintas amenazas; si se atrevían a realizar acciones que terminarían quitándole la libertad. Y les decía, que los entes no se podían meter porque era injerencia familiar. ¿Qué podían hacer?
No obstante, los vecinos trataron de ayudarlos y el hombre enfurecido los retó y nadie se le podía acercar. Finalmente, la esposa, los niños, con la intervención de familiares y amigos, lograron llegar a las autoridades.
Fueron a las oficinas que tienen que ver con los problemas de la mujer, niños y vecinos, pero todos a una voz les contestaron, una y otra vez: “¡Nosotros no podemos hacer nada!” ¡Ese problema tienen que arreglarlo entre ustedes mismos!”¡Qué indefensión! ¿Qué haría usted? ¿Puede suceder esto en Venezuela?¿Será que esta historia es una radiografía de lo que está pasando en nuestro país?
Según texto inicial, Jesús tuvo que intervenir, porque el diablo nos tenía secuestrados. Los agentes del demonio, junto con Satán (los “dueños”de este planeta), le dijeron al Maestro: “¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios”. En tal sentido dice en la Biblia: Los “demonios creen y tiemblan” (Santiago 2:19).
¡Qué sorprendente! Acá los ángeles malos, reconocieron a Jesús como “el Santo de Dios”, como el Salvador del mundo. En realidad no todo el planeta y muchísimos gobernante reconocen a Jesús, como el Hijo de Dios, y tratan a sus semejantes como el diablo lo hace y no como Dios lo haría.
Es por eso que en 1ª Juan 3:8, nos dice que todo el que practica la justicia es justo, tal como lo es Dios; también señala que practicar el pecado nos hace estar del lado del diablo y especialmente se nos asegura, en dicho texto, que para eso apareció Jesús, para deshacer las obras del enemigo.
Comparativamente, los gobiernos internacionales, los seres humanos en general, no han podido hacer mucho por nuestro país, porque los de adentro dicen que eso es injerencia y por ello se requiere la ayuda divina; para que nos libre de todo lo malo que pasa a nuestro alrededor y solo Dios puede deshacer las obras del diablo, o sus agentes humanos.
Mientras Cristo viene por Segunda vez, ¿estamos dispuesto a depositar nuestra confianza en Dios para que nos ayude?
Eduardo Iván González González
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