Salió para visitar a su novia y no regresó a casa. Un joven taxista fue asesinado, la noche de este miércoles, en el municipio Palavecino del estado Lara, específicamente en el barrio 1ero de Mayo; cuando unos motorizados lo interceptaron para despojarlo de su vehículo.
Así lo contaron familiares del hoy occiso, quienes, a las afueras de la morgue del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp), la mañana de este jueves, lloraban la partida de Luis Miguel Barrios Samuel, de 25 años de edad.
Era el menor de tres hermanos y sostén económico de la familia. Residía en el barrio José Félix Ribas de la capital larense, junto a sus padres.
Había congelado los estudios de Administración de Empresas que adelantaba en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Ucla), para desempeñarse detrás del volante en la línea Taxis Maranatha.
Fue descrito como una persona buena y trabajadora. “Era el toñeco de la familia”, dijeron.
Se congregaba en la iglesia cristiana evangélica Iviluz, situada en la calle 47 entre carrera 19 y avenida Pedro León Torres de Barquisimeto.
Murió en el ambulatorio
Contaron seres queridos que Mimi -como le decían a Luis Miguel de cariño- pasó parte de la tarde en casa de su novia en Cabudare.
A eso de las 9:00 p.m., se despidió y subió a su Spark, marcha Chevrolet, para regresar a su hogar.
No había rodado tres cuadras de su punto de partida, cuando una motocicleta se le atravesó en su camino. Dos hombres armados iban en ella y querían hacerse con el vehículo de Barrios Samuel.
En circunstancias desconocidas Mimi se opuso al robo y terminó recibiendo un disparo en su costado derecho. Los criminales huyeron sin nada.
Los vecinos escucharon la detonación y se percataron que, dentro del Spark, se encontraba malherido el hoy difunto; aún vivía.
En el mismo carro lo trasladaron hasta el ambulatorio Don Felipe Ponte de Cabudare, en donde dejó de respirar minutos después de su ingreso.
La novia de Luis Miguel, al escuchar el alboroto a tan solo dos cuadras de su hogar, se enteró de lo que había sucedido y avisó a la familia Barrios.
“La justicia se la dejamos a Dios”, sentenciaron.