Si el Mundial de Londres pasará a la historia como el epílogo de Usain Bolt, para el atletismo latinoamericano ha sido una edición marcada por una sensación de relevo generacional, con estrellas que parecen dejar hueco a jóvenes que consiguen ya podios o que están muy cerca.
En el balance final de siete medallas para la región (2 oros, 2 platas, 3 bronces), una de las grandes batallas la protagonizaron la colombiana Caterine Ibargüen (33 años) contra la venezolana Yulimar Rojas (21 años).
Ibargüen había ganado los títulos mundiales en 2013 y 2015, que encadenó con el oro olímpico en Rio-2016, entonces superando en la final a una joven Rojas, que había eclosionado en el panorama del triple salto pocos meses antes.
Pero en Londres, la ganadora fue Yulimar Rojas, en una temporada en la que Ibargüen ha dejado de ser intocable.
«Yulimar está superjoven, puede llevar la batuta y llegar muy lejos. Puede seguir reinando por muchos años», estimó Ibargüen tras lograr su plata.
Rojas no es la única joven atleta que parece con un futuro glorioso para Venezuela: Robeilys Peinado, de apenas 19 años, se colgó la medalla de bronce en el salto con garrocha, justo en el primer Mundial desde la retirada el año pasado de una referencia latinoamericana en la prueba, la brasileña Fabiana Murer, campeona mundial en 2011 y subcampeona en 2015.
En Colombia se produjo otro relevo especialmente simbólico y llegó en la marcha.
Luis Fernando López (38 años), el primer campeón mundial colombiano en marcha, se retiró el domingo, justo el día en el que su compatriota Éider Arévalo (24 años) consiguió en los 20 kilómetros su primer título mundial.
«Hay talentos en el horizonte para un futuro próspero», estimó López el domingo sobre el futuro de la marcha colombiana.
Cuba y sus jóvenes
Cuba vivió su peor Mundial de la historia, con una única medalla, el bronce de Yarisley Silva (30 años), oro dos años antes en Pekín-2015, en el salto con garrocha.
Pese a ello, la isla caribeña puede confiar en jóvenes con mucho potencial.
En el triple salto masculino consiguió meter en la final a sus tres representantes y uno de ellos, Cristian Nápoles (18 años), acabó en cuarto lugar.
También fue cuarta Yorgelis Rodríguez (22 años) en el heptatlón y Maykel Massó (18 años) fue quinto en el salto largo.
En este Mundial también se dieron relevos generacionales de tipo familiar.
Edgar Rivera, de 26 años, quedó cuarto en el salto de altura y estuvo a punto de conseguir una medalla de bronce, como logró su hermano Luis, cuatro años mayor, en el salto largo en Moscú-2013.
En los 400 metros vallas, la República Dominicana vivió el primer Mundial desde la retirada oficial del gran Félix Sánchez.
Pero en Londres-2017 surgió casi de la nada Juander Santos, de 21 años y que lleva un año preparando esa prueba, tiempo que le ha valido para llegar a ser sexto del mundo.
Juander Santos no solo va tras los pasos de Félix Sánchez sino tras los de su hermano Luguelín, que en Londres fue eliminado en la primera ronda, aunque en su caso tras un preparación deficiente por culpa de una grave lesión.
Misión: Tokio 2020
En Londres-2017, algunos grandes nombres del pasado hicieron un papel muy discreto.
El panameño Alonso Edward, subcampeón mundial de 200 metros en 2009, fue eliminado en la primera ronda en la capital británica, también tras un año con problemas físicos, aunque por su edad (27 años) todavía parece con posibilidades de recuperarse.
Mucho más difícil parece el panorama para el puertorriqueño Javier Culson (33 años), plata mundial en 2009 y 2011 además de bronce olímpico en 2012, que confirmó su declive y fue eliminado en primera ronda de 400 metros vallas.
En 2018, el Mundial bajo techo de Birmingham seguirá poniendo a prueba a varios de los jóvenes talentos, que están llamados a mayores responsabilidades un poco más adelante, en el próximo Mundial al aire libre, en Doha en 2019, y en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020.