Las instalaciones del Club Canario Larense se abarrotaron de cientos de colaboradores de buen corazón que desearon aportar su ayuda para mantener la labor del Hogar de Niños Impedidos y del Pequeño Cottolengo Don Orione, en una verbena que se realiza desde hace 23 años.
Con la participación de colonias extranjeras y nacionales, además de un amplio número de voluntarios, y donaciones por parte de las empresas privadas y particulares, varios puestos ofrecían diversos productos de alimentos con una amplia variedad para seleccionar.
Teófilo Calvo, es padre y director del Pequeño Cottolengo, coordinador de las obras sociales en Venezuela, y fue quien ofreció la misa que daba la bienvenida a los participantes de la verbena, “es una actividad de tradición y cada vez reúne a más gente”, dijo.
Italianos, colombianos, españoles radicados en el país, así como también venezolanos, juntaron fuerzas para ofrecer comidas típicas de cada región para recaudar fondos, “lo que se recaude aquí sirve para tres meses del Honim”, reveló Calvo.
El clérigo alabó la labor de los colaboradores, “se sienten protagonistas, no sólo los que vienen a comprar la comida sino los voluntarios que van a las empresas a pedir la colaboración”.
Por su parte, Ulises Mujica es, junto a su esposa Rosa de Mujica, el coordinador general de la verbena e indicó que el trabajo de organización fue arduo, “pero se logró lo cometido”.
Juan Díaz, es un colaborador oriundo de Colombia, que junto a sus compatriotas organizaron un punto donde vendían comida típica y sus ingresos entrarían al Honim, “los insumos son donaciones de la colonia”, explicó.
También Egle de Oviedo y Rafael Oviedo, participaron como voluntarios en la ambientación del salón donde se sirvió la comida, “hemos asistido a todas las ediciones anteriores”.
Foto: Elías Rodríguez
