El presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, confirmó el pasado viernes que el Estado venezolano vendió cuatro toneladas de oro de las Reservas Internacionales, con el objeto de aprovechar el alza del precio del metal y generar mayores ganancias a la Nación.
La decisión oficial generó cierto asombro de parte de los especialistas en materia económica, quienes comprenden la trascendencia de la venta y el impacto que la misma tendría sobre el país.
En detalle, el economista Aníbal Peña Javitt destacó que las Reservas Internacionales del país son “intocables” y deben estar dirigidas hacia el pago del servicio de la deuda. Es decir, la Reserva se convierte en una garantía hacia los acreedores, de que el país se encuentra en condiciones de pagar y enfrentar sus compromisos. “De esta decisión podemos presumir que había falta de flujo de caja. Aun cuando el precio del petróleo está a 110 dólares por barril, las Reservas internacionales están disminuyendo”.
El especialista recalcó que son el respaldo del dinero que está en circulación. “Si usted revisa un billete verá que dice pagadero al portador en las oficinas del banco. Por tanto, la Reserva es el respaldo del dinero que está en la calle. Hay más de 520 millardos de bolívares en liquidez”, dijo.
A su juicio, la decisión del BCV de vender cuatro toneladas de oro, posiblemente se debió a la falta de ingresos en las reservas operativas del banco. “Los dólares que ingresan al país por la renta petrolera no se dirigen en su totalidad al BCV, sino también al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), dirigido por el presidente Chávez y al cual nadie tiene acceso.
Si venden el oro, es porque el BCV se estaba quedando sin reservas operativas con las cuales cancela las importaciones y ejecuta la entrega de divisas para los usuarios Cadivi y Sitme. Probablemente las reservas operativas no cubrían los gastos de importaciones y por ello, acudieron a la venta”.
En este sentido, Peña Javitt recordó que los lingotes de oro se trajeron a Venezuela para “salvaguardarlos” de la crisis mundial, y no para venderlos. “El país, los economistas, todos debemos estar atentos, porque este es un tema muy delicado”.