Ibrahín José Pérez Durán (22), conocido como Júnior o Ñoño, fue asesinado de un disparo en la región temporal izquierda, además presentó una fractura en la tibia del lado izquierdo, así lo develó la autopsia que fue practicada la mañana de ayer.
“No es justo que una persona muera de esa manera”, indicó la señora Betty Pérez, madre del fallecido.
La señora estaba destrozada, no va a poder velar a su hijo como quiere, pues fue conseguido en estado de descomposición la mañana de este martes en las entrada de la Circunvalación Norte y adyacencia del Polígono de Tiro de Barquisimeto.
La mujer indicó que su hijo estaba desaparecido desde el sábado, una vez que salió de la vivienda, relata que fue a las 9.00 de la mañana que un vecino alertó que a Ñoño se lo habían llevado unos hombres armados casi a la medianoche del sábado. Aseguró dicho testigo que venían de una fiesta en San Jacinto y se dirigían a su vivienda en San Lorenzo, pero en el trayecto una camioneta atropelló a Ñoño y nadie pudo auxiliarlo, pues de inmediato se detuvo un carro de donde se bajaron dos sujetos armados, quienes amenazaron a los presentes para que no se metieran y al ver que la víctima que había sido objeto de un supuesto accidente era travesti lo montaron en el carro y tomaron rumbo desconocido.
Funcionarios del Eje de Homicidios están verificando todas las versiones para comenzar a indagar y llegar al fondo sobre lo que verdaderamente ocurrió ese sábado.
Se prostituía
Zoila Romero, abuela del fallecido contó que Ñoño, la llamaba “Maita” y era un joven muy dócil, siempre se encargaba de cocinar, pues le gustaba, asimismo lavaba y cocinaba en la casa.
La abuela indica que le pintaba las uñas a sus amigas y familiares y últimamente decía que iba a practicar a ver si se dedicaba a ello.
La señora no guardó secretos confesó que su nieto en un principio fue rechazado cuando se empezó a vestir de mujer, pero posteriormente querido y aceptado, manifestó que se iba por los lados de la Vargas a “trabajar” todas las noches y llegaba a las 5.00 de la mañana.
“Su mamá decía, yo no entiendo como es que Ibrahín trabaja todos los días y llega revolcado y sin dinero. Era que se lo fumaba”, dice la misma abuela quien también indicó que ese mundo lo llevó a consumir drogas, a tal punto que en ocasiones robaba a su madre para comprar su vicio.
Una vez que comenzaron a matar a travestis por la zona, Ñoño decidió dejar de ir todos los días, pues él también había sido objeto de agresiones y hasta testigo de uno de los crímenes fue y ya temía por su vida. En ocasiones iba los fines de semana. Él mismo le pedía a su madre que lo encerrara en la casa para así evitar salir y que ella trabajase tranquila, pues era quien ahora daba la cara por él.
Su familia espera que este crimen no quede impune y sea investigado, para posteriormente ser esclarecido, pues aseguran que la víctima no era una mala persona.