La ciudad de Barquisimeto merece algo más que un regalo. Necesita de una mirada crítica e incluso caritativa por parte de sus gobernantes, quienes sólo se acuerdan de ella, cada 14 de septiembre. Los demás días del año, los obsequios y los arreglos que se le puedan hacer a la capital musical, quedan a un lado, como si no los necesitara.
Mientras tanto, el ciudadano común, ese que se monta en un autobús, que debe ir a la universidad, a su trabajo o simplemente retornar a su hogar, es el que se resiste a creer, pero sobre todo a aceptar el abandono y la desidia que exhibe esta hermosa ciudad. Muestra de ello, son la cantidad de huecos que se ve a lo largo y ancho de la ciudad crepuscular. Muchos pensarán que este problema les pertenece sólo a los habitantes del sector del oeste o del norte, pero no es así. El este también tiene lo suyo, en cuanto a fallas claro está.
En días pasados se prometió que el Plan Asfalto Parejo llegará al sector norte de Barquisimeto. Y desde esta vitrina se aplaude ese esfuerzo, y de la misma forma se pide que se multiplique y que llegue a otras zonas que están con la misma situación, que no es de uno ni de dos años, sino de muchos más y que cada vez afecta tanto a las comunidades como a los conductores, quienes tienen que realizar maniobras para esquivar los huecos y en oportunidades incluso cambiar la ruta por la que pensaba transitar.
Un recorrido por Patarata nos comprobó lo cierto de las denuncias de personas, quienes ya cansados piden una respuesta inmediata a los responsables quienes se encuentran en instancias como Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica), por ejemplo. Aunado al problema de los huecos está que en período de lluvia éstos se llenan de agua y traen problemas de contaminación y salud a quienes habiten por los sectores.
En la urbanización Las Trinitarias también pasa lo mismo, son huecos inmensos, que datan de más de tres años y que permanecen allí, intactos, sólo cambian cuando comienzan a crecer porque el asfaltado se empieza a romper. Fundalara norte no escapa de esa triste realidad, y en el sector ya se acostumbraron a ver este problema en las calles, que se repite y que aún no se ha resuelto.
Fotos: Daniel Arrieta
