La mirada de desprecio a los pobres llego a ser en algún momento de nuestra tormentosa historia, la excusa discursiva de las élites intelectuales de esa izquierda que se niega a evolucionar.La cultura de la muerte sirvió para alienar a nuestro pueblo y adueñarse de nuestros gigantescos ingresos. Las estructuras de respuesta social fueron montadas sobre todo un andamiaje de corrupción muy bien diseñado desde la Habana para triangular la adquisición de productos, medicinas, servicios de “asesoría”, servicios médicos, compra-venta de dólares, petróleo, hierro, aluminio y toda clase de operaciones financieras mil millonarias que permitieron crear gigantescos imperios económicos en la jerarquía roja castrista de ambos países, además de incorporar importantes sectores clase media y pudientes de nuestro país que se sumaron al festín revolucionario en el marco del magistral verbo de Hugo Chávez diseñado para manipular la ignorancia…
Poco importo el daño al país. Acabar con la productividad fue irrelevante. El facilismo se disparó a niveles exponenciales. La dádiva morbosa estructurada sobre la perversión de los dineros públicos, fracturó los cimientos ético morales de una sociedad decadente que encontró en el chavismo el escenario ideal para vivir a sus anchas el sueño del no me importa. El dinero fácil se convirtió en el catalizador del movimiento político más importante de los últimos 200 años en Venezuela. La siembra del petróleo como vértice motriz de cualquier país con criterio, enmoheció en las oscuras páginas de una historia pútrida,escrita por una infeliz clase política que en mala hora gobernó Venezuela.
El aprendizaje jamás se pierde. Millones de venezolanos han emigrado hacia otros países en busca de las oportunidades castradas en el nuestro. Se niegan a ser humillados por la bastardía roja. Otros, que no lo hicimos, batallamos a diario a riesgo de nuestras vidas. Preferimos morir luchando que vivir arrodillados. Ambos grupos de un mismo gentilicio y una misma grandeza, hemos aprendido el valor del estudio, la constancia y el trabajo como fórmulas inequívocas para la superación y la prosperidad. Nos formamos en la academia de esta crisis con sacrificio honesto, constante, digno. Nos rebelamos contra la opresión y nos agigantamos en la gratificante palabra disidente…
Más allá del sector político, somos ciudadanos en la incesante búsqueda de nuestro propio destino. Hurgamos en los principios y valores legados por los padres de la civilidad para reencontrar nuestra genética. Transitamos con fortaleza hacia un futuro que nos pertenece. Estamos orgullosos de vivir tiempos convulsos,esculpidos en la dignidad del nuevo país que esta naciendo. Somos dignos hijos de Bolívar, de Sucre, de Lara, de Iribarren, de Betancourt, de Leoni, de Leonardo, de Caldera, de Villalba, de Pepi, de Dori, de Luna, de Borgel…
¡Somos demócratas!…
Mis comentarios:
-Seguros estamos de la descomunal demostración de fuerza de calle y de movilización que los sectores democráticos dejaron plasmados el pasado domingo…
-El régimen debe reflexionar sobre la necesidad de eliminar la constituyente. Las balas jamás podrán doblegar nuestra decisión inquebrantable de vivir en libertad. Fuera los cubanos de Venezuela…
-Perdonarnos y reconciliarnos para reconstruir nuestra patria. Es el gran aprendizaje…
Junto con la maldad, llega la ignominia,y con la pérdida del honor, el desprecio… (Proverbios 18:3)
Sergio Borgel