“No mires hacia atrás con ira, ni hacia adelante con miedo, sino alrededor con atención” Anónimo
Más allá del entusiasmo y la disponibilidad para el empeño y el sacrificio, con el fin de realizar su proyecto, el emprendedor debe poseer sólidos conocimientos.
Anteriormente hemos señalado la importancia de conocerse así mismo para valorar actitudes y motivaciones, y para manejar dudas y miedos, por eso ahora es el momento de mirar alrededor para razonar sobre los conocimientos que son importantes poseer con el fin de darle vida a su proyecto.
Esta situación le impone al emprendedor algunas preguntas básicas:¿Cuáles son mis clientes fundamentales? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuáles son los bienes o servicios que ellos desean ofrecer? ¿A qué precio? ¿Como quiero comunicarme con ellos? ¿Cómo quiero afrontar la competencia?.
Por otro lado, es necesario considerar los conocimientos legales que hacen falta para tomar decisiones informadas sobre la: forma de sociedad, investigación sobre el financiamiento, contratos relacionados con los posibles locales donde surgiría la empresa y todo aquello que tenga que ver con el manejo de la relación con sus colaboradores.
Ahora bien, ¿Cómo hacemos para saber todas estas cosas?.
En realidad, el emprendedor no debe ser un experto en todo, existen servicios y consultores que los pueden ayudar, pero nunca cometan el error de buscar socios para cubrir esas necesidades, que posteriormente va a ser muy difícil salir de esa relación y pudiera costarle la pérdida de su empresa.
Pero de todas maneras el emprendedor debe saber donde y como confiar, cómo seleccionar la ayuda que mejor responde a sus exigencias y debe sobretodo estar en grado de evaluar todo aquello que le propondrán, porque la última palabra en cuanto a que hacer dependerá siempre de él, ya que será el quien deberá gestionar las consecuencias.
Existen temas, como aquellos jurídicos, para los cuales es más fácil aprovecharse de consultores externos, mientras que existen problemas, en particular aquellos relacionados a la selección del proceso productivo o de mercado, sobre los cuales el emprendedor debe tener las ideas claras y mantenerse directamente al día, confrontándose con expertos, leyendo revistas especializadas y participando en seminarios, conferencias y exposiciones, para obtener informaciones útiles sobre las cuales trabajar.
La recolección de información y la actualización son importantes no solo en la fase inicial sino además cuando la empresa ya está en marcha, porque permiten estar competitivos en el mercado.
Asociaciones de emprendedores, consultores, proyectos sostenidos por instituciones públicas locales o nacionales, Cámaras de Comercio o de Industriales, Universidades, Incubadoras de empresas, son ciertamente de gran ayuda, pero el lema de cada emprendedor debe ser siempre aquel que dice “Ayúdate que el cielo te ayudará”
Definitivamente, el emprendedor no debe esperar nunca, que serán otros los que van a resolver los problemas de su empresa, lo que debe hacer es remangarse la camisa y ponerse a trabajar.