Desde la plaza conocida como La Botella, en la urbanización Bararida, partió, la tarde de este viernes, la caminata en la que confluyeron los residentes de tres de las zonas residenciales del este de la ciudad, cuyos habitantes se han convertido en altavoces incómodos para las fuerzas de seguridad y, en consecuencia, blancos de los mecanismos de represión.
Al grito de la palabra libertad salieron los marchantes, acompañados por dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en Lara y de los jóvenes de la resistencia de la zona este, a quienes no se les veía participar en una movilización masiva desde la procesión de la Divina Pastora.
Por la avenida Libertador y desde la iglesia Coromoto se internaron los ciudadanos hacia las calles de la urbanización Bararida para atravesar más adelante las comunidades contiguas: el sector Pablo Rojas Meza y la urbanización Patarata.
Espontáneamente, a la marcha se unieron en el trayecto varios carros en caravana. Quienes no se agregaron a la caminata salieron a aplaudir desde las casas. El tricolor nacional agitado desde los edificios y el sonido de las cacerolas, como lo hicieron en Patarata I, fue otra manera de expresión de los inquilinos.
Al concluir la caminata en el mismo punto donde comenzó, el alcalde de Iribarren, Alfredo Ramos, congratuló a la sociedad civil y a los jóvenes de la resistencia por la persistencia en su reclamo por un mejor país.
“Pase lo que pase el pueblo debe seguir en la calle para el restablecimiento de la democracia”, dijo ante la comunidad. El adversario es “una dictadura sanguinaria y homicida”, puesto que el presidente Nicolás Maduro “tiene las manos manchadas de sangre de gente joven”, fustigó.
Con los jóvenes enlazó el compromiso: “A esos valientes que han demostrado coraje les decimos que no habrá tregua con la dictadura. Continuaremos con esta lucha”. Prometió ante todos “no descansar hasta lograr la libertad del pueblo”.
Sí hay esperanza
A habitantes de Bararida, como María Cecilia Perdomo, los despierta a diario la convicción de que con la voluntad de la sociedad habrá cambio de gobierno.
“Precisamente, por ser tan reprimidos esta lucha no se acaba, en consecuencia, sí hay mucha esperanza, tenemos mucha fe, estamos fortalecidos, aun cuando ellos están encerrados en la idea de que va una constituyente donde ellos mismos han pisado la Constitución”, testimonió Perdomo.
Pese a ser una comunidad excluida de la mayoría de los programas sociales gubernamentales, Perdomo sostiene que no se arrepienten de expresar su descontento públicamente: “Nosotros estamos en resistencia. La conciencia de nosotros no tiene precio. A nosotros no nos compra nadie, porque nosotros tenemos la conciencia clara y demócrata”.
Para que el pueblo tenga una mejor calidad de vida marchó Carlos Acevedo, ciudadano con discapacidad visual, quien caminó acompañado de su hija. Ella y un bastón fueron sus ojos durante todo el recorrido. Cree en la huelga general como siguiente paso en las protestas, “porque han sido más los desaciertos del Gobierno”.
La calle es para otros más jóvenes la única vía para que el país dé el viraje buscado. Esa es la idea motivante para uno de los integrantes de la resistencia que ayer se unió a la convocatoria. Él, de 28 años y graduado en Mercadeo, según declaró a este rotativo, tiene la misión clara. Lo hirieron de bala durante una manifestación y eso no lo detuvo. “No guardé ni reposo porque sé que este es mi futuro”, afirmó.