Circulan cuatro escenarios para el futuro de Venezuela: El “Chile”, con salida negociada y gobierno de unidad incluyendo al chavismo. El “Cuba”,con un régimen que se mantiene e impone una constitución comunista. El “Ceausescu”,donde los militares quitan al régimen por presión popular y convocan elecciones. Y el “Somalia”, donde el país colapsa y se vuelve estado fallido con guerra civil. Algunos analistas consideran a éste último el más probable. O sea, apaga y vámonos.
Pero la dinámica política no suele acomodarse a los cuadritos ordenados y etiquetados de muchos analistas, sobre todo si se incluye lo que en inglés llaman “timing”, que puede tumbar los escenarios más pensados.
Una anticonstituyente (Cuba) puede acelerar el colapso hacia estado fallido (Somalia), donde unos militares podrían- por presión popular y sobre todo económica – remover al régimen (Ceausescu) y llamara elecciones. Si se alzan algunos violentos podría venir una corta guerra civil (brevísima por el “pescueceo”); y todo acabar en negociación y gobierno de unidad con elecciones (Chile): Total, los cuatro en uno.
A los muy racionales les cuesta mucho interpretarla irracionalidad, pero para comprender mejor la actualidad venezolana parece aconsejable obviar ideologías y repasar El Padrino I, II y III. Nuestra actual película es más una de Pablo Escobar y Manuel Antonio Noriega, que sobre los Castro o Kim Jong-un.
En realismo mágico los cambios decisivos se pueden desencadenar por cosas tan banales como un pleito a cuchillo entre el general Mapanare y el coronel Piraña por controlar la harina de soya. La posibilidad aumenta exponencialmente con un bajísimo calibre ético y moral en los actores principales.
Muchos entran en pánico con amenazantes mamotretos comunistas que circulan por allí, pero del dicho al hecho hay mucho trecho y tras décadas de peroratas rojas se sabe que en su comportamiento real poco pesa el “teke-teke”.
Los crímenes que algunos presagian ya se están cometiendo. Ya existen anarquía, arbitrariedad, abuso, caos y despelote. Hace tiempo que los ministros no mandan ni a 20 metros de sus despachos, y nada de eso va a cambiar con otra constitución y la misma pandilla.
Todo se resolverá cuando la oportuna convergencia de factores incluya oportunidad, tiempo, dinámica, coyuntura, entorno y aún casualidad. ¿Quién, creído el 15 de diciembre de 1957, creería un escenario donde 40 días más tarde Marcos Pérez Jiménez estaría abordando la Vaca Sagrada? En el Caribe llueve, escampa, o aparecen huracanes repentinos que barren todos los escenarios.
Antonio A. Herrera-Vaillant
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