El manejo de la industria petrolera, históricamente ha estado influenciada-tanto en su fase de dominio de las corporaciones internacionales, como luego por los países productores -por aquellos agentes económicos que ejercen control sobre la oferta; aspecto determinante para la dinámica del mercado internacional y la fijación de precios, donde además de la interacción de oferta y demanda, el factor geopolítico ha jugado un rol decisivo, dada la inestabilidad que ha caracterizado al Medio Oriente, la zona de mayor producción y reservas de crudo
Las naciones productoras priorizaron durante mucho tiempo la obtención de la renta como la particularidad más resaltante de la producción petrolera, actividad que se caracterizó por ser desigual y de alta cuantía respecto a la mayoría de las materias primas; para ello, señalaba Bernardo Ferran que “…los Estados productores ejercieron un monopolio sobre la producción y/o la propiedad del suelo, o a nivel de los mercados de productos finales”.(B.
Ferran: Los precios del petróleo. BCV 1982). Entonces, la defensa del precio del petróleo fue durante mucho tiempo, el propósito fundamental que orientó las políticas provenientes de la OPEP.
Los hechos y las cifras del mercado
En la última década, la OPEP ha venido perdiendo el control sobre la oferta del crudo; hoy maneja un tercio de la producción mundial, lo que ha derivado en una disminución de su otrora hegemonía en el mercado petrolero internacional, ya que ni puede fijar precios de manera unilateral, ni controlar los inventarios. La política de restricciones en la producción, negociada con otros importantes productores no-OPEP, como un mecanismo para influenciar la oferta y eventualmente presionar por un aumento de las cotizaciones internacionales, no ha producido los efectos esperados.
En su último informe mensual del 13 de junio, la OPEP reconoce que a pesar de los acuerdos para restringir la producción de crudo, esta creció en 336.000 barriles/diarios durante el mes de mayo, derivado de los aumentos en la producción de Libia. Nigeria e Irak. De igual manera destaca, la difícil situación que este hecho origina en el mantenimiento del acuerdo con los productores no-OPEP comprometidos con esta estrategia. La oferta mundial de crudo durante el mes de mayo llegó a 97,74 millones de b/d, lo que representa 1,48 millones b/d más que en el mes de abril. Este incremento, motivó una caída promedio del 10% en los precios. El contrato para julio del West Texas Intermediate, crudo marcador de Norteamérica bajó un 2,19% para negociarse en 43,23 US$ por barril. Por su parte el Brent, marcador europeo, para entregas en agosto se negoció en torno a 46,02 US$ barril, según el Future Exchanges de Londres (Finanzasdigital.com 20 Jun 2017)
La producción petrolera de Estados Unidos, ha mantenido su tendencia creciente en los últimos meses, particularmente los yacimientos de esquistos. Según Baker Hughes, en mayo operaban 893 pozos, y el Departamento de Energía de esa nación anunció que su producción de ultramar se elevó hasta 9,33 millones de b/d.
En el terreno de las finanzas especulativas derivadas de la actividad petrolera, algunos fondos de cobertura (hedgefund) -que son fundamentalmente instrumentos de inversión alternativa de alto riesgo- han apostado a la recuperación de los precios internacionales tras el acuerdo de abril por parte de la OPEP y sus socios. Sin embargo, para finales de mayo, Andurand´sOilHedgeFund, uno de los mayores fondos de cobertura con sede en Francia, había perdido 17,3% de la inversión en esta actividad.(BloombergMarket, 19 Junio 2017)
La OPEP pierde influencia
Estos hechos, reflejan una realidad distinta a los planteamientos emitidos desde la OPEP, a través de sus voceros más connotados. Así, el secretario general de la organización Mohammad Barkindo había declarado el pasado 27 de abril que “el exceso global de petróleo está declinando…necesitamos ver que el exceso de inventarios globales se acerque más a su promedio de cinco años”. (Reuters, 27 Abril 2017) Estos comentarios fueron ratificados por los ministros de Angola y de Irak.
En noviembre del 2016, durante un evento en Riad, Amine Nasser, presidente del gigante petrolero saudí Aramco, manifestó que… “el mercado petrolero recuperará su equilibrio a comienzos de 2017, tras un exceso de oferta que hizo caer los precios desde 2014” (Canal de Noticias.com 1 nov 2016)
Declaraciones de este tenor se han multiplicado en los últimos meses, pero la realidad es que la OPEP no ha podido estabilizar el mercado con la estrategia de restricciones, como tampoco lo logró cuando instrumentó en noviembre de 2014 la medida de dejar actuar libremente las fuerzas del mercado. Esto refleja, hasta donde la organización ha perdido su influencia en el negocio. «La eficacia del acuerdo de suministro está cada vez más cuestionada…los riesgos a la baja de los precios del petróleo han aumentado” expresó el analista de commodities, Carsten Menke. Por su parte, Ole Hansen, analista de Saxo Bank, argumentaba que con esta estrategia, “la OPEP solo pudo comprar tiempo”.
Los recurrentes conflictos han vuelto al Golfo; el enfrentamiento de los países de la región con Qatar pudiera añadir un riesgo adicional al negocio petrolero.
Siempre estará presente la ilusión de que un repunte de la economía global absorba el exceso de crudo en los mercados, sin embargo los hechos y las cifras no marchan en esa dirección. El superávit no se reducirá al ritmo esperado, y los precios no se recuperarán, como lo quisieran aquellas naciones cuyos gobernantes apostaron al usufructo de la renta proveniente del petróleo, como el modelo o patrón a seguir, sin que ello se tradujera en desarrollo, progreso y bienestar. El 2018 puede resultar un año decisivo en esta difícil coyuntura.