El base armador Heissler Guillent, como ya lo ha hecho en incontables ocasiones tanto para la selección nacional como para los propios Guaros de Lara en situaciones de apremio, volvió a ser el que aparece para calmar una tormenta con sus triples a sangre fría.
Las tres faltas cometidas muy temprano por Nate Robinson, incluida una técnica, obligaron a Guillent y Elvis Báez a fajarse en la conducción y a trabajar contra Gregory Vargas e Isaiah Swann.
El del barrio Kennedy se fajó para meter tres triples en el segundo parcial y agregó otro lapidario, además de un par de tiros libres, en el último cuarto, casi como para ponerle una guinda al pastel que significó batir por 14 de diferencia al acorazado oriental, al que pareció pegarle el desgaste físico del primer choque y no las tuvo consigo, en especial en el porcentaje de larga distancia.
Le toque venir del banco o como abridor, Heissler es otra garantía de que, cuando falte muy poco y la situación esté adversa, siempre hay lugar para una esperanza.