Un sencillo pero significativo acto se llevó a cabo este sábado en la capilla del antiguo cementerio de Bella Vista, o de la 42, para rendir homenaje a dos personajes representativos de la barquisimetaneidad, como son: Antonio Álamo y Antonio Carrillo.
Allí se dieron cita varias de las personas que han exteriorizado su preocupación por el abandono en que se encuentra sumido ese camposanto donde, sin protección alguna, permanecen verdaderas obras de arte.
Nelson Fréitez, Carmen Tanassi, Yuyita de Chiossone, Milagros Gómez de Blavia, Raúl Azparren y otros, se reunieron en el lugar para intercambiar ideas sobre lo que se debe hacer para recuperar ese ícono de la ciudad que, hasta ahora, desde los organismos oficiales no se le ha dado la importancia que se merece.
El sociólogo sociólogo Nelson Fréitez, en su exposición, dijo que, “Barquisimeto tiene mucha gente que lucha por la ciudad”.
Reiteró el proyecto de convertir el cementerio de Bella Vista, o de la 42, en un museo a cielo abierto, para brindarle protección a todas las obras de arte, religiosas, que allí se encuentran, prácticamente a la intemperie.
“Aquí está la memoria de la ciudad de Barquisimeto”, dijo, refiriéndose a los personajes de todos los sectores que allí se encuentran sepultados”.
Se coincidió en la necesidad de que se intensifiquen las gestiones para que esa recuperación, prometida desde la alcaldía de Iribarren, sea una realidad.
Luego del acto en la antigua capilla, amenizado por el conjunto musical Ajes, de la parroquia San Pablo de la Cruz, el grupo de personas se trasladó a los panteones donde reposan las cenizas del reconocido músico y compositor Antonio Carrillo, y de Antonio Álamo, segundo cronista oficial de la ciudad de Barquisimeto, ambos víctimas del vandalismo que opera en el lugar.
Por otra parte, los visitantes del antiguo camposanto se preguntan cuándo se hará realidad el paseo que el alcalde Alfredo Ramos prometió construir en el espacio inmediato a la avenida Rómulo Gallegos, que durante un tiempo, estuvo ocupado por familias indígenas y vendedores informales.
Los mismos fueron retirados del lugar hace más de un año y en la franja de terreno, salvo su limpieza y retiro de los tarantines, nada se ha hecho, no descartándose que en cualquier momento retorne la anarquía que tanto daño hacía a la imagen de la ciudad.