Es muy lamentable y absurdo que la Guardia Nacional, que tiene la función primordial de proteger al pueblo, ahora esté dedicada a agredir tanto a manifestantes como a los vecinos indefensos que viven en las urbanizaciones, a donde los uniformados llegan para cometer toda clase de violaciones a los Derechos Humanos.
La declaración fue dada por monseñor Antonio José López Castillo, arzobispo de la Arquidiócesis de Barquisimeto, al ser entrevistado por EL IMPULSO.
El prelado cuando fue consultado sobre el posible encuentro que sostendrá una representación del clero venezolano con el papa Francisco, para tratar la situación por la cual atraviesa el país, se excusó de suministrar detalles por cuanto, según dijo, esa información sólo la puede ofrecer el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Rafael Padrón Sánchez, arzobispo de la ciudad de Cumaná.
“No estoy en capacidad de aportar detalles”, expresó. “La presidencia de la Conferencia lo dará a conocer si se oficializa esa reunión”.
Monseñor López Castillo tampoco informó sobre la reunión que sostuvo durante el día de ayer con el clero de la región.
Solo manifestó que había pedido a los sacerdotes orar por la paz y, por supuesto, pedirle a la población que lo hiciera porque estamos viviendo momentos muy difíciles, ya que la zozobra, la angustia y la preocupación embargan a la gran mayoría de los hogares larenses, ya que el cúmulo de problemas por falta de alimentos, medicinas y asistencia médica, así como la crítica situación económica, jamás habían ocasionado tanta intranquilidad en el país.
En cuanto a la actuación de los funcionarios de la Guardia Nacional que desde el primero de abril, cuando comenzaron a producirse manifestaciones públicas en todo el país a raíz de las protestas contra las sentencias 155 y 156 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, manifestó que ha sido muy grave.
Tradicionalmente, la Guardia Nacional era el cuerpo más respetado por la ciudadanía porque sus integrantes se habían caracterizado por defender a la población y actuaban apegadas a las leyes.
Sin embargo, ahora se han dedicado a originar violencia, ya que si los efectivos militares dejaran que las manifestaciones se desarrollaran con toda normalidad, tal como lo establece la Constitución, no habrían ocurrido ni lesionados, ni detenidos, ni mucho menos muertes, ya que los homicidios se han registrado casi siempre al final de las movilizaciones y todavía no se han tomado las medidas para evitar que esos crímenes se sigan produciendo.
La Guardia Nacional al reprimir a los manifestantes está usando sustancias prohibidas y perdigones que ocasionan lesiones. Incluso, se ha denunciado el uso de metras y de pedazos de metales.
Monseñor López Castillo lamentó que los uniformados estén allanando urbanizaciones y procediendo a la detención de personas indefensas, porque no es un delito efectuar protestas en forma pacífica. Y por ello insistió en que la gente ore por la paz, para restablecer la tranquilidad en el país.