La goleada 6-0 que Estados Unidos le propinó a Nueva Zelanda no debe atemorizar a la Vinotinto porque este sea su próximo rival en cuartos de final. Los nuestros tienen basamentos estadísticos a su favor para buscar el lauro que les dé visa para disputar la semifinal de la Copa del Mundo Sub20 de fútbol que se juega en Corea del Sur. Los norteamericanos lucen como un equipo permisivo en defensa, punto a favor para los nuestros en su ruta final que los conduzca en busca de alzar la orejona.
El equipo de la barra y las estrellas se clasificó con escandalosa goleada a cuartos, sin embargo, ha sido más displicente que los nuestros durante lo que va del campeonato y menos regular en todas las facetas de juego.
Venezuela llegará a los cuartos de final invicta, con 11 goles a favor y sin aún recibir el primero, mientras que los rivales, aunque acumulan 11 tantos, sólo han conseguido par de victorias, una de ellas sufrida, y dos empates; el primero producto de su disposición ofensiva más que por dedicarse a defender; el orden precisamente no ha sido lo relevante de esta selección que deja un juego abierto en sus líneas.
La Vinotinto, aunque con susto y sin dejar su mejor partido en octavos logró vencer a Japón, ha mostrado más orden en todos los espacios de la cancha, superlativo en defensa entre todos los que acudieron al Mundial y oportuno y certero en el costado ofensivo con desbarajustes de Adalberto Peñaranda, Yeferson Soteldo y un atinado Sergio Córdova que ha mostrado el mejor gesto técnico de todos los delanteros.
Por su parte, Estados Unidos llegará al desafío con cuatro dianas en contra y sin haber sorteado con autoridad la fase de grupos; empató a tres goles frente a Ecuador, también igualó a uno con Arabia Saudita y sufrió para derrotar por la mínima a Senegal, rivales con poco peso en estas citas.
La selección al mando de Rafael Dudamel pareciera tener en frente a un equipo que luce franqueable, pero para ello tendrá como primera tarea mantener el orden en todas sus líneas, en especial en defensa, para contrarrestar el ataque norteamericano que, a priori, pareciera ser el único bastión de esa selección.