Aunque desde la MUD no había ninguna decisión de protestar este lunes en la zona norte de Barquisimeto contra la propuesta oficial de una asamblea constituyente, un grupo de jóvenes, por iniciativa propia, decidió hacerlo durante varias horas cerrando la intercomunal El Cují-Tamaca.
“Estamos protestando contra la dictadura de Maduro, el TSJ, la falta de medicinas y de los alimentos”, manifestó uno de ellos, con el rostro cubierto por una capucha.
Otro dijo que se mantendrían en la protesta por un tiempo indefinido, apoyándose en que, hasta después de las diez de la mañana, ninguna autoridad, policial o de la Guardia Nacional, se había presentado para reprimirlos.
Desde las primeras horas de la mañana comenzaron a colocar restos de árboles y cauchos viejos a los que luego les prendieron fuego, impidiendo el tránsito automotor que acostumbra ser intenso entre 7 y 8.
Muchos conductores que se dirigían a Barquisimeto, al encontrarse con los obstáculos o luego de haberse informado de la existencia de los mismos, se desviaron hacia la vía que de Carorita conduce a El Trompillo, que muy pronto se congestionó de automotores procedentes de las dos parroquias, así como del municipio Crespo.
Igualmente, la vía fue ocupada por todo tipo de automotores, incluyendo camiones con mercancías hacia el norte de Iribarren, así como Duaca o El Eneal.
Cuando comenzó a llover, entre quienes permanecían en la cola, en dirección hacia Barquisimeto, surgió la esperanza de que los manifestantes se retirarían, pero nada de eso ocurrió y ni siquiera la lluvia apagó los cauchos en llamas de los que brotaba un espeso humo que afectaba a los transeúntes.
Las personas que debían llegar al centro de la ciudad y lo hacían en el transporte público que aún prestaba el servicio pese al paro anunciado por el Sindicato Automotor, debían cruzar las barricadas en llamas o cubiertas por la humareda y abordar otros vehículos que esperaban al otro lado y “hacían su agosto”.
Al lugar se presentó una comisión de funcionarios de la Policía de Lara que no tomó ninguna medida, salvo resguardarse de la lluvia que de momentos arreciaba y por lo tanto dificultaba el transitar de mujeres y hombres que procuraban llegar corriendo al lugar donde subirían a otra buseta o autobus, o algunos a motos, para llegar más rápido.
Lo mismo ocurría con quienes iban hacia las parroquias El Cují o Tamaca, o Duaca, aunque en menor cantidad.
Algunos de los peatones pedían la intervención de la Guardia Nacional mientras otros, pacientemente, esperaban en el interior de sus vehículos el momento en que el grupo de encapuchados decidiera retirarse y alguna autoridad reabriera el paso en ambos sentidos.
Sin embargo, a pesar de la lluvia, el cierre de tan importante arteria vial se mantuvo durante varias horas, hasta que, poco a poco, los encapuchados fueron retirándose.
Es la segunda vez, desde que se iniciaron las protestas, que la zona norte es escenario de una de ellas, aunque la primera si contó con la aprobación de la Mesa de la Unidad Democrática.