El gobierno cubano eliminará a partir de enero próximo el requisito de permiso de salida exigido a su población, un trámite que suele causar muchas quejas y ocasionar críticas entre los habitantes del país.
Un nota en el periódico oficial Granma indicó el martes que además quedará sin efecto la necesidad de entregar también una carta de invitación, otro de los pasos que los cubanos debían vencer para viajar al exterior de manera temporal y regresar sin problemas a la isla.
La medida estará vigente a partir del 13 de enero, fecha a partir de la cual «solo se exigirá la presentación del pasaporte corriente actualizado y la visa del país de destino», explicó el despacho del rotativo.
Los pasaportes actualizados podrán ser obtenidos por los ciudadanos cubanos que cumplan «los requisitos establecidos en la Ley de Migración, la cual ha sido también actualizada de acuerdo con las medidas adoptadas», indicó Granma.
La norma además amplió «a 24 meses la permanencia en el exterior de los residentes en Cuba que viajen por asuntos particulares, contados a partir de la fecha de salida del país» y cuando excedan ese tiempo podrán solicitar prórroga.
En la actualidad esa permanencia en el extranjero es de 11 meses, luego de lo cual los ciudadanos cubanos pierden el carácter de residente en la isla con derechos como la salud, seguridad social y educación.
Sin embargo y según informó el despacho, las autoridades planean poner límites a la salida de algunos sectores todavía no especificados, como una medida de protección para evitar el robo de cerebros.
Actualmente médicos, científicos y militares tienen fuertes restricciones que les hacen casi imposible viajar al exterior de manera temporal por trabajo, turismo o rencuentro con familiares en el extranjero.
«La actualización de la política migratoria tiene en cuenta el derecho del Estado revolucionario de defenderse de los planes injerencistas y subversivos del gobierno norteamericano y sus aliados. Por tal motivo, se mantendrán medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución, frente al robo de talentos que aplican los poderosos», agregó Granma.
El tema migratorio en Cuba está fuertemente politizado, pues aunque la mayoría de los emigrados lo son con motivaciones, Estados Unidos _el principal país receptor_ suele dar a quienes llegan a su territorio tratamiento de refugiados políticos, otorgándoles ventajas que no se prestan a nacionales de otros países como mexicanos, dominicanos o centroamericanos.
Washington mantiene una política de sanciones contra la isla desde la década de 1960 y apremia cambios en el sistema político cubano.
Junto a la nota informativa que anunció los cambios en la ley migratoria, Granma publicó también un extenso editorial en el cual explica el significado de la medida, atribuyéndolo a la necesidad de regularizar la situación con la comunidad cubana en el extranjero.
Se estima que más de un millón de personas de origen cubanos viven en Estados Unidos y miles en Europa.
«Cualquier análisis que se haga de la problemática migratoria cubana pasa inexorablemente por la política de hostilidad que el gobierno de los Estados Unidos ha desarrollado contra el país por más de 50 años», comentó el rotativo.
La injerencia de Washington, señaló Granma, va desde las sanciones económicas, pasando por el fomento a «una oposición interna» incluyendo también «campañas mediáticas y «robo de cerebros», hasta atentados terroristas, sabotajes y agresiones de todo tipo».
Pese a ello, Cuba busca «facilitar los viajes de los ciudadanos al exterior por asuntos particulares», agregó el rotativo.