Ministros de Relaciones Exteriores de América analizarán la crisis política y social de Venezuela en una reunión de consulta en la sede de la OEA en Washington el próximo miércoles 31 de mayo.
El Gobierno de Venezuela será el gran ausente del encuentro, ya que fue precisamente su convocatoria la que provocó que solicitara el 28 de abril su salida del organismo, aunque no será efectiva hasta 2019.
Tampoco asistirá Cuba, que es miembro de la OEA pero se niega a participar en la organización pese a que en 2009 se le levantó su suspensión de 1962, emitida tras el triunfo de la Revolución de Fidel Castro.
La convocatoria de este encuentro se aprobó con 19 votos a favor, 10 en contra, 4 abstenciones y una ausencia, por lo que las voces más optimistas en los pasillos de la OEA esperan que “haya más de los 19” cancilleres que apoyaron la reunión.
Un total de 12 delegaciones han confirmado a Efe hasta ahora que será su canciller quien les represente en la cita: Argentina, Canadá, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía.
Los 19 Estados que votaron a favor de la convocatoria fueron: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Jamaica, Barbados, Guyana, Bahamas y Santa Lucía.
Los embajadores en la OEA se han reunido en público y en privado en los últimos días para preparar el encuentro y acercar posiciones entre quienes quieren contundencia para presionar al Gobierno venezolano a hacer cambios y quienes prefieren que el organismo esté en un segundo plano al respecto.
Están trabajando sobre “un documento base” para tratar de consensuar una resolución, algo que no será fácil porque toda decisión que se tome en la reunión debe aprobarse por dos tercios de los países que asistan.
Si, como está previsto, participan 33 naciones, serían necesarios 22 votos para aprobar cualquier texto.
Así, el “grupo de los 14” países que han promovido el debate venezolano en la OEA necesitarían no solo asegurar los votos de Barbados, Guyana, Bahamas, Santa Lucía y Jamaica, sino convencer a los otros tres países caribeños que en ocasiones se han desmarcado de Venezuela: Belice, Antigua y Barbuda y Trinidad y Tobago.
Una opción, si no logran los 22 votos para aprobar una resolución, es que las naciones que estén de acuerdo firmen una declaración conjunta aparte, como han hecho en otras ocasiones con este mismo tema.
Uno de los asuntos en los que se hará énfasis, en cualquier caso, será en el tema humanitario, ante la escasez de medicinas y alimentos en Venezuela, explicaron a Efe fuentes diplomáticas.
El objetivo de los países que promueven esta iniciativa no será solo señalar la crisis de Venezuela sino ofrecer la ayuda y mediación de la región para resolverla, indicaron las mismas fuentes.
En el encuentro está previsto que intervenga el representante de cada país durante unos cinco minutos, mientras que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, tendrá voz pero no voto.
La reunión de consulta de cancilleres la establece la Carta de la OEA (1948), y no la Carta Democrática Interamericana (2001), por lo que en este encuentro no podría votarse una eventual suspensión de Venezuela del ente.
Eso solo puede hacerse en una Asamblea General extraordinaria convocada bajo la Carta Democrática, que requiere tanto para organizarse como para aprobar una eventual suspensión los dos tercios (24) de los 35 Estados miembros.
El pasado 14 de marzo Almagro propuso a los países de la OEA suspender a Venezuela de la organización si no se convocaban a la brevedad elecciones generales libres, un paso que sorprendió y molestó incluso a las delegaciones críticas con Nicolás Maduro.
Los países de la OEA rechazaron el ultimátum de Almagro, apostaron por agotar la vía diplomática y dejaron claro que la suspensión solo la ven como “un último recurso”.
Un recurso que perdió fuerza el 28 de abril, cuando el Gobierno de Venezuela dio el paso sin precedentes de pedir su salida de la OEA tras constatar que una mayoría de países del organismo están decididos a presionar a Maduro, que además enfrenta una ola de protestas opositoras sin cese desde principios de abril.