En esta oportunidad vamos a referirnos a un tema que ya resulta algo trillado, pero recientes acontecimientos han traído a la palestra elementos que nos obligan a retomarlo.
Así tenemos, cómo el gobierno “revolucionario” durante estos 18 años se ha ufanado al hablar de presidir un régimen soberano, que rechaza cualquier intento injerencista y practica la libre autodeterminación de los pueblos.
Sin embargo, cuando observamos objetivamente los hechos la realidad es otra, y todo parece indicar que existe una disimulada intromisión del régimen castrocomunista cubano en la orientación ideológica, en actividades relacionadas con el componente militar, así como en el manejo de Notarías y Registros (Saren) y el Sistema de Identificación (Saime).
Aunque insistan en negarlo, la inspiración en cómo ser y actuar del alto gobierno sigue siendo el oprobioso régimen castro-comunista, solo que se modifican algunas denominaciones como por ejemplo el caso del carnet de la patria es una réplica de la tarjeta de racionamiento ejercida a través de los CLAP, con productos de mala calidad y sin control sanitario.
En el caso de las milicias, las comunas y los colectivos, resulta una copia al carbón y ahora se aspira, con estos grupos paramilitares, a alcanzar la cifra de 500.000 milicianos y cada uno con su fusil, para que actúen en una especie de comandita con unas Fuerzas Armadas cuyo “honor” dejó de ser su divisa, tal como ha quedado demostrado recientemente con los atropellos y agresiones cometidos contra la población que manifiesta, pacíficamente, su descontento con el gobierno.
En estos día se produjo otra casual coincidencia con el castrocomunismo, al proceder al retiro de Venezuela de la OEA, organización a la cual perteneció desde su fundación en 1948 y de la cual también se retiró el régimen cubano en el año 1962 por razones bastante similares, la posible aplicación de la Carta Democrática Interamericana por la violación de los Derechos Humanos, la liberación de los presos políticos, el respeto a
la autonomía de los poderes públicos y la creación de un canal humanitario.
Otra afinidad o coincidencia entre ambos regímenes tiene que ver con la puesta en práctica de una hegemonía comunicacional o milicia informativa, como se le conoce hoy día, y la manida intención de promover un Poder Comunal que suplante al Poder Legislativo actual, representado por la AN, institución que el gobierno insiste en desconocer valiéndose para ello del estado de subordinación en que se encuentra el actual TSJ.
En conclusión, se trata de un sin número de coincidencias las cuales no podemos calificar como “casuales” sino más bien, se corresponden con una afinidad ideológica y con una inocultable subordinación a los designios y ordenes emanados de ese horrendo gobierno comunista, mención aparte de todos los beneficios económicos que han venido disfrutando del gobierno venezolano; así que cualquier parecido no es mera coincidencia. Valor y pa´lante.