El pasado diciembre el presidente Nicolás Maduro anunció que con la salida de circulación del billete de Bs. 100 se derrotarían las mafias en frontera que empujan el precio del dólar paralelo. Pero a cinco meses de dicho pronunciamiento, el problema no ha sido corregido sino que se agudiza. También informó la activación de casas de cambio en frontera, sobre las cuales había una importante sospecha de corrupción, no obstante, su iniciación e incidencias en el mercado fueron nulas.
El mismo Ejecutivo ofreció en marzo arrancar el sistema de subastas de Divisas Complementarias. Pero esta herramienta que también se propone acabar con el dólar paralelo, no ha sido puesta en práctica.
La tasa no oficial supera los Bs. 5.000 y el Gobierno nacional no muestra una actitud de rectificación distinta a las medidas que ya ha propuesto, las cuales asesores y sectores económico advirtieron desde su mismo génesis que eran insuficientes.
Al respecto fue consultado Ronald Balza Guanipa, economista y docente de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), quien lamentó que en Venezuela aún se hable del bolívar en frontera y su caída frente al peso, en función de la adquisición de dólares en una transacción indirecta marcada por las condiciones económicas de Colombia y no las propias.
-El problema del dólar en frontera ya había sido reconocido por el Gobierno, pero no ha sido resuelto ni se han rendido cuentas de porqué ha sido así.
El Gobierno nacional tampoco ha vuelto a revisar el precio de la gasolina, por lo que se requieren sólo pocos bolívares para adquirirla, lo que disminuye la demanda del numerario.
El problema que se mantiene por la insistencia del Gobierno de sostener dos tipos de cambio oficial (uno de estos a Bs/$ 10), no publicar información oficial y conservar una importante deuda externa, que paralelamente se dice que se pagará pero que se cumple por el recorte marcado de las importaciones, entre otras decisiones.
No hay razones para confiar en las tasa de dólar oficial ni en la publicada por Dólar Today. La incertidumbre en materia cambiaria sigue sobre las transacciones de Venezuela.
Dinámica en frontera
Balza Guanipa recordó que si bien hay vendedores y compradores que necesitan bolívares en la frontera para sus actividades, estas operaciones se hacen a cambio de pesos; cada vez son menos los artículos que demandan la moneda venezolana.
El precio del bolívar sigue cayendo ante la moneda colombiana y esto significa que hay menos artículos para comprar en otro país que necesiten bolívares. Mientras más bolívares se venden y menos se compran el valor de este sigue en descenso.
Explicó que a partir de allí se realiza un cálculo indirecto con el precio del dólar en Colombia, el cual no obedece a la oferta y demanda de dólares en Venezuela, país donde no hay disponible información oficial publicada, sumado a que los operadores cambiarios no existen.
No se hizo más referencia a las casas de cambio en frontera y los bancos del país no pueden vender dólares, es decir, no hay divisas ni operadores cambiarios.
Por esto, Balza Guanipa aseveró que no hay un precio de dólar, sino medidas indirectas, aplicadas “en medio de un desastre político”. No hay mercado de divisas sino precio a los que las personas compran y venden, sin que esto responda a la oferta y demanda de dólares en el país. El escenario actual atiende a la inexistencia de dólares en el mercado.
¿Aumenta por el caos social?
Al consultarle a Balza Guanipa si la situación país actual incide en el precio del dólar marcado en frontera, indicó que sí existe algún efecto, sin embargo, en diciembre de 2016, sin protestas de ningún tipo, la tasa alcanzó montos similares a Bs. 5.000, producto de la orden de salida de circulación del billete de Bs. 100.
-El valor de dólares y bolívares en frontera no es un problema de las protestas. Estas son un hecho adicional pero no determinante. El desastre que tenemos es porque no hay un mercado cambiario, sino una gran desconfianza que el Gobierno no corrige.
Entre las posibilidades del Gobierno está la de enviar un mensaje de rectificación y cambio, que genere confianza en el país.
Sin embargo, el llamado a Asamblea Nacional Constituyente, aleja de Venezuela cualquier escenario de certidumbre, aumenta el riesgo país, aparta las nuevas inversiones y limita todo tipo de acuerdos con los pocos socios internacionales que aún mantiene el país.