Moisés Elías León Páez normalmente regresaba del trabajo en horas de la noche, entre las 8 y las 10. Este sábado, cuando entró a la casa, en el sector Agua Viva, del municipio Palavecino, uno o varios hombres desconocidos estaban dentro de la propiedad. Al verlo le dispararon en el tórax. El disparo fue letal. El cuerpo fue llevado a la morgue del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp) la madrugada de ayer.
De acuerdo a la información manejada por uno de los hermanos, León había salido a laborar en una panadería ubicada en Bobare, como lo hacía a diario, y cuando llegó personas extrañas habían ingresado a la vivienda presuntamente con intención de robar, pero como llegó León y los sorprendió le dispararon y huyeron sin llevarse nada.
Aunque no robaron, indicó el pariente, la habitación donde León dormía estaba completamente desordenada, como si hubiesen hurgado. Sin embargo, no se llevaron nada o por lo menos ningún objeto de valor porque dentro de la habitación había aparatos como una computadora y un DVD.
León estaba residenciado en esa casa, en Agua Viva, desde hace unos dos o tres años y no la compartía con nadie más. Llegó allí con la tarea de cuidar el inmueble porque estaban remodelándolo para convertirlo en una iglesia cristiana. Tanto él como el resto de la familia practicaban esa religión.
Antes de mudarse al municipio Palavecino, el fenecido había vivido en el oriente del país durante 17 años, pese a ser barquisimetano de nacimiento. Mientras estuvo allá fue pastor de una iglesia, detalló el hermano.
En ese núcleo familiar nunca habían sufrido una pérdida en condiciones similares. “Uno no encuentra cómo asimilarlo. Parece que fuera mentira”, expresó el doliente más cercano de León presente en la morgue, ayer en la mañana.
León era el penúltimo de seis hermanos. Tenía 45 años. Su pareja vivía en oriente y hasta la fecha no habían tenido hijos.