Este próximo domingo 14 se celebrará el Día de las madres en nuestro país y escudriñando un poco por la red acerca de esta importante celebración, conseguimos la información que nos indica, que el llamado “Día de las madres” originalmente fue concebido bajo el nombre de «El día de las Tres Madres» en honor a nuestra madre, a la madre de Dios y a la madre patria. “En Venezuela, se organizó el primer «día de las tres madres» el 24 de mayo de 1921 en Valencia (Edo. Carabobo) por el Dr. Jesús María Arcay Smith, presidente de una asociación llamada «Caridad y todo el territorio Nacional Concordia», quien logró que fuera oficializado por el Concejo Legislativo”. Wikipedia.
Esta celebración, poco a poco fue adaptándose a las festividades internacionales y perdió su nombre original, por lo cual hoy la conocemos simplemente como «Día de las madres». Con seguridad mucho se hablará de ellas ese día. Palabras de alabanza, loas, lágrimas de emoción en medio de algún concierto o recital de poesías por las ausentes. Serenatas, regalos y actos cargados de emoción. Emotivas y elocuentes palabras de elogios encontraremos en boca de los políticos, que por cierto, reñirán con la situación económica y social que están viviendo. Pero, cuando no “honramos a padre y madre”, Dios tomará, en algún momento, “cartas en el asunto”.
Sin embargo, las madres siempre deben tener en mente que solo una relación estrecha con Dios y su santa palabra las dotará de la sabiduría necesaria para educar a sus hijos y conservarlos para la eternidad. Po ello, hoy, a través de este poderoso medio de comunicación, instrumento de Dios para los últimos días de la historia de este planeta, como es el Diario EL IMPULSO, queremos dejar en la mente de toda madre las enseñanzas de tres madres que cumplieron con el ideal que Dios tiene para cada mujer que es o desea ser mamá algún día.
Para Dios, una madre ha de desear parecerse a Ana, la madre de Samuel. En 1 Sam. 1:2-11, encontramos como Ana desea ser madre, anhela tener un hijo y ese debe ser el sentir de toda madre. A parte de eso, fue una mujer piadosa, temerosa de Dios y muy dada a la oración. ¿Qué mejor madre que una así?
Ana quiso que su hijo le perteneciera a Dios y tal
debería de ser el deseo ferviente de toda cristiana. Por lo cual, debería esforzarse en todo momento de su vida para que así sea.
Una madre debería querer parecerse a Loida y a Eunice, la abuela y la madre de Timoteo respectivamente.
Ellas fueron mujeres de fe no fingida.
O sea, una fe de verdad. Una cristiana no
ha de pretender ser solamente mujer de fe, ha de serlo verdaderamente.
Con una abuela y una madre así, Timoteo llegó a ser
también un hombre de verdadera fe por cuanto fue enseñado de las Escrituras por su madre. Por ello, como ellas, las madres cristianas deberían hacer tiempo para enseñarles a sus niños la Palabra de Dios que los puede hacer sabios para la salvación.
Y, finalmente, una madre cristiana debería ser como María, la madre de Jesús. “Ella fue su primera maestra. De labios de ella y de los rollos de los profetas aprendió las cosas celestiales. . . . Su conocimiento íntimo de las Escrituras nos demuestra cuán diligentemente dedicó sus primeros años al estudio de la Palabra de Dios”. Libro El Deseado de Todas las Gentes. Elena de White.
Madres y futuras madres, el deseo de Dios para todas, en este mundo de pecado, es que sus hijos sean salvos y en Uds. está esa gran responsabilidad. “Hasta el martes Dios mediante. Próximo artículo “Ideologías y Evangelio” William Amaro Gutiérrez. [email protected]