Preocupada por los hechos de violencia ocurridos en Lara y en medio de un intenso trabajo de lucha y protesta en Caracas, María Corina Machado, coordinadora nacional de Vente Venezuela y exdiputada de la Asamblea Nacional, visitó ayer suelo larense. Su primera parada fue el urbanismo Antonio José de Sucre.
Reconoció que la represión en la entidad ha sido particularmente cruel, pero habló con el ciudadano y le pidió mantenerse firmes. “Estamos haciendo lo correcto y que nadie los confunda. Es presión firme y ciudadana, protesta y legítima defensa, porque aquellos que han pretendido criminalizar a los ciudadanos que se defienden, están del lado del opresor”.
Llamó a no meditar más opción que la libertad.
-¿Cree usted que Venezuela ha tomado una decisión?
-Venezuela ha apostado por la libertad. Nos hemos negado a resignarnos a la miseria, la división, la oscuridad y la opresión, que es lo que este régimen significa. ¿Alguien se imagina dos años más avanzando en esta dirección? ¿Qué quedaría en el país? Hace tres años nosotros planteamos la necesidad de movilizar al país, frente a la dictadura que claramente estaba imponiendo Nicolás Maduro y era precisamente para evitar el horror que hoy vivimos.
Tres años después hay cien mil venezolanos muertos, asesinados. Tres años después estamos nuevamente en la calle porque es con fuerza desplegada, de manera cívica y pacífica, pero no por ello débil, que se enfrentan y se derrotan los regímenes totalitarios… Esto es, la mamá que en Barinas dice: No me da la gana de que en la escuela de mis hijos haya proselitismo político. Son las maestras que dicen: en mi salón no van a ideologizar a los muchachos. Son los trabajadores de Guayana que le dieron esa despedida al señor Maduro en San Félix. La desobediencia civil es el militar que baja el fusil y no dispara, el policía que no tortura o la fiscal que se niega a acusar a un inocente. Eso es lo que hoy tienen que embargarnos porque es esencialmente un estado espiritual.
-¿Tomando en cuenta el escenario actual, es más difícil hablarle al ciudadano e instarlo a salir?
-Es una decisión de la gente. El que crea que los venezolanos están en la calle porque alguien les dice sal o cállate o actúa o protesta, no ha entendido nada. Es un movimiento ciudadano, esencialmente de la gente y como líderes y dirigentes políticos tenemos la obligación de acompañar, interpretar, proteger… Desde luego es necesario que los partidos participemos, como lo es que participen los movimientos de estudiantes, gremios, organizaciones de vecinos y asociaciones culturales o religiosas, porque se trata de un movimiento social, pero la fuerza sale de la gente. Yo lo vi en la urbanización Sucre. ¿Cómo se les dice que no ha pasado nada y que se queden tranquilos después de lo que vivieron? Tienen todo el derecho a reclamar y han actuado en legítima defensa, porque los han agredido en su propia casa. Esto que vivimos es una fuerza que tiene su propia vida, su propio ritmo y no la podrán detener ni desviar.
-¿Cómo cataloga la acción de la Guardia Nacional?
-Es absolutamente bochornosa. Es una vergüenza para la institución y una crueldad con Venezuela. Son una minoría y lo afirmo porque conozco la Fuerza Armada y a muchos ciudadanos militares… y sé que la inmensa mayoría de hombres y mujeres de armas repudian lo que está ocurriendo y que su institución sea utilizada como verdugo de un pueblo hambreado, de alimento y dignidad. Esos funcionarios que han acribillado a quema ropa a ciudadanos, muchachos inocentes, como es el caso de Tony Canelón, han cometido actos de lesa humanidad sobre los cuales habrá justicia. Sus compañeros, los miembros de Fuerzas Armadas tienen que hacer en esta hora, no mañana, un profundo acto de revisión que es lo que hoy el país y la Constitución exigen de ellos.
-¿Este es un momento de la sociedad, pero cuál debe ser el papel del político?
-Es clarísimo. Antes de político se es ciudadano. Si por el cálculo político se callan los deberes ciudadanos, entonces es oportunismo puro… Este es un momento en el cual el país nos reclama y la historia se escribirá y será implacable en cuanto a la decisión que ha adoptado cada uno de nosotros.
-¿Hay una guerra civil?
-Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad es una guerra civil. Pero no podemos permitir que la amenaza de una supuesta guerra civil, que no existe en Venezuela, se convierta en excusa para aplacar y apaciguar los bríos de una sociedad que se revela… Todos sabemos el hambre y el dolor, la desesperación que existe en todos los hogares, pueblos y ciudadanos….
Después de haber visto marchas de seis millones de venezolanos reprimidas y que no haya ocurrido enfrentamiento, sino que las muertes sean posterior con el ataque de los colectivos, cómo nos van a decir que este es un pueblo violenta. Todo lo contrario, es un pueblo profundamente pacífico, que ha resistido golpes, arremetidas y hemos aguantado. Lo que hay en Venezuela es una guerra contra los civiles. Maduro y su régimen militarista le declararon la guerra a los civiles, pero lo que no podemos permitir es que nos digan que hay dos opciones: la violencia o se callan la boca y se someten a la dictadura. Eso es mentira. Ninguna de las dos opciones es válida. La opción es la libertad.
– ¿El venezolano estuvo en la calle y le pidieron que bailara salsa, de nuevo salió y hubo diálogo, esta vez hay espacio para una opción distinta a la protesta?
-Hay que tener mucho cuidado. Efectivamente ha ocurrido antes que en momentos cuando hemos estado muy cerca de lograr la transición, han ocurrido operaciones con intereses de afuera y adentro, para desactivar toda esa energía y darle oxígeno a un régimen moribundo. Esta vez no lo podemos permitir. Por eso cuando Maduro habla de Asamblea Constituyente, elecciones regionales o poder popular, hay que tener mucho ciudadano. Mucho cuidado con la pretensión de crear toda una operación para confundir, engañar, manipular y hacer que la gente baje la guardia y darle tiempo a un régimen para seguir la hegemonía mafiosa. Por eso no puede haber tregua. Creo en la transición y desde luego tiene una dimensión fundamental de negociación, pero la única negociación posible es para establecer los términos y las garantías para la salida del poder y un gran Pacto Republicano que nos incluya a todos los ciudadanos. Pero no podemos aceptar que se convierta la transición en transacción, es decir, migajas a la población o a la oposición a cambio de que Maduro y el régimen se queden hasta el 2019.
-¿Cómo se interpretan las reacciones disímiles de factores que son de un mismo lado, oposición?
-En estos días escuchaba a Alfredo Ramos decir que él no nació alcalde y por lo tanto, esto no se trata de candidaturas a gobernaciones ni a alcaldías, sino de enfrentar y derrotar la dictadura. Yo lo aplaudo, porque ese es el sentimiento y el grito de la gente en la calle. Al final, cada dirigente político tendrá que rendirle cuentas a los ciudadanos y si en algún momento los venezolanos hemos estado más pendientes y acucioso de las posiciones de unos y otros, es el día de hoy, en esta Venezuela en la que está tanto en juego. Esto sí es de vida o muerte. Cada hora que Maduro está en el poder significan vidas de venezolanos perdidos… Como sociedad hemos aprendido mucho en estos años, entendido que esta lucha es esencialmente ética, espiritual por la trascendencia de los valores… Les trasmito mi convicción de que tenemos la fuerza, de que Venezuela no se va a dejar confundir y desviar de nuevo del camino, que es la salida de Maduro, porque con elecciones de gobernadores aquí no se resuelve el problema de la comida, mafias, violencia ni colectivos-paramilitares. Tiene que haber un cambio profundo del sistema político, la salida del régimen. Estoy segura de que Venezuela tendrá resiliencia, una capacidad para recuperarse muy rápido y verá a venezolanos que se han ido regresar para reconstruir su país.
¿Cuál es el mensaje para los larenses?
-Los muy admirados guaros son un orgullo para toda Venezuela. Lo más importante es que no están solos. Venezuela entera los admira, los quiere y los acompaña en estos momentos en los que ha dado ejemplo de resistencia, de fuerza, firmeza, claridad y solidaridad. En la urbanización Sucre me relataban cómo unos vecinos ayudaban a otros, aún con el riesgo curaban sus heridas, compartían lo poco que tenían y esa es Venezuela buena, generosa y valiente, es esa la Venezuela que hoy me llena de orgullo y sé que el larense es claro ejemplo de eso. ¡Fuerza!. Seguimos en la calle, porque la dictadura transita sus días finales y muy prontos nos vamos a abrazar en libertad.