En estos días del mes de Abril de nuevo las calles del país han vuelto a recalentarse, con la presencia simultánea de factores tanto de la “oposición” como del “oficialismo”, dando lugar a situaciones de violencia y anarquía.
Así tenemos, que las llamadas “guarimbas” regresaron a la palestra acompañadas de una enorme carga de represión, persecución, heridos, muertos y una buena cantidad de detenidos, remitidos a Tribunales Civiles y Militares, y algunos confinados a prisión.
Ahora bien, en esta oportunidad hemos observado una violencia desbocada, en todos sus ámbitos, con agresiones, atentados, saqueos, incendios, destrucción, obstrucción de las vías de libre tránsito, produciéndose además una especie de ecocidio, con la defenestración de buena parte de nuestra vegetación urbana.
Sin embargo, todo lo ocurrido ha producido una serie de contradicciones y malos entendidos, dada la conducta delictual, arbitraria y pendenciera de los participantes, lo cual dista mucho del deber ser de los militantes de la “oposición” y más bien guarda cierta similitud con la mala conducta que caracteriza a los colectivos del “oficialismo”.
Al respecto, luego de hacer una serie de reflexiones hemos llegado a la conclusión, de que todas estas manifestaciones tuvieron que haber sido infiltradas por bandoleros adeptos al gobierno, lo que de alguna manera justifica que tuvieran en posesión de diversas armas de fuego y explosivos.
No obstante, estos acontecimientos han dejado muy mal sabor en la ciudadanía, quienes se preguntan: cuales son en realidad las diferencias existentes en ambos grupos, ya que ambos son violentos, agresivos, irracionales, insolentes, recibiendo el pueblo la peor parte de los perjuicios e inconvenientes causados por estos actos vandálicos.
Por otra parte fuimos testigos, a través de los medios de comunicación, de la exagerada represión, persecución y atropellos cometidos por los cuerpos de seguridad y la G.N.B. en contra de los manifestantes, periodistas, transeúntes, urbanizaciones privadas, comercios, además de proceder a la detención arbitraria de algunos manifestantes.
A decir verdad, esta despótica y criminal actuación de militares y policías, aunado a la utilización de armas, bombas molotov, gases lacrimógenos, y ballenas con agua, además de la participación de milicianos y colectivos comunistas, constituyen una flagrante violación de los Derechos Humanos.
Todo pareciera indicar, que nos encontramos ante un escenario altamente conflictivo y violento, donde un régimen militarista y comunista busca aferrase al poder por la vía de la fuerza y la opresión y un sector opositor deambula tratando de ubicar el camino adecuado, que le de coherencia a su disperso liderazgo.
Sin duda, el país se encuentra a las puertas de una posible explosión social, con una exacerbada confrontación de la sociedad civil, con unas Fuerzas Armadas politizadas y actuando en una aparente comandita con los llamados colectivos, practicando cualquier cantidad de atropellos y vejámenes a los manifestantes.
En conclusión, creemos que están dadas las condiciones para que se de a conocer el cronograma electoral, se produzca la liberación de los presos políticos, se cree el corredor humanitario para traer alimentos y medicinas, se restituya el hilo constitucional y la autonomía de los poderes públicos, tal como se estableció en el acuerdo “Convivir en Paz” de la Mesa de Dialogo el 11 de noviembre 2.016 dado a conocer por Monseñor Claudio M. Celli, y así la población mantenga vivas sus expectativas por recuperar la libertad, la paz y una mejor calidad de vida como en otrora. No dejemos que se cumpla aquella vieja estrofa de Rómulo Gallegos en el año 1.948 luego del golpe que lo derroco : “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Valor y Pa´lante.