Aquel 29 de abril de 2007 llegó por fin lo que hasta entonces había sido un anhelo de años en el fútbol crepuscular: el ascenso a primera división. Lo logró Guaros de Lara en un cierre de infarto, después de marcar el gol de la diferencia en el 90+2 para derrotar a Estudiantes de Mérida en la décimo octava jornada del torneo de la categoría de plata y hacerse con el segundo lugar de la clasificación, lo que automáticamente le dio el pase a la división de honor por méritos propios.
El inolvidable capítulo que reposa en los libros histórico del balompié crepuscular ocurrió en el estadio Farid Richa, por entonces rectángulo principal de la entidad larense, mientras el Metropolitano estaba en la fase final de su construcción rumbo a la Copa América de aquel año.
Guaros era dirigido por Edgar Torrealba, con la colaboración de Alirio Rodríguez y Fabián Méndez. “Eguita” tomó al equipo a mitad de certamen y lo llevó a una seguidilla de ocho desafíos al hilo sin derrotas para completar una remontada de antología, que condujo al club de la séptima ubicación a la segunda.
A la fecha final, el conjunto de los “chivos”, como se le conocía, llegaba como ocupante de la tercera casilla con 30 puntos, a tres del líder, que era precisamente Estudiantes, su rival de turno, cuyo portero era ni más ni menos que Rafael Dudamel, hoy seleccionador de Venezuela.
Necesitaba ganar Guaros para amarrar uno de los dos cupos directos a la máxima categoría. Fue un duelo de muchos nervios, decidido con un tanto propio de una historia de película. Daniel “Cari Cari” Noriega, delantero estelar de la escuadra larense, adelantó a los suyos al 34, pero Jesús Meza puso el empate 49. El 1-1 dejaba al equipo de Torrealba fuera de la fiesta, pero le salvó Alex “Pelecito” García con un tanto en tiempo añadido (90+2), después de rematar un pase atrás del propio Noriega, héroe de aquella conquista.
“Lo recuerdo como si hubiese sido ayer. De verdad que fue un gran juego. Apareció ese gol salvador de García, tras una buena jugada de Noriega, que fue un premio justo porque había hecho un gran campeonato. Recibimos el equipo de séptimo y lo llevamos al ascenso”, recordó Torrealba, para quien aquella plantilla era “muy buena”, porque tenía “grandes jugadores”, casi todos de experiencia.
El once inicial de aquel día refrenda la acotación de Torrealba. Saltaron a la cancha para ese partido Tulio Hernández; Yunior Rodríguez, Álvaro Furnieles, Jailson Dos Santos, Flavio de Jesús; Alberto Farías, Ederlei Pereira, Deivi Rodríguez, José Ochoa; José Morr y Noriega, mientras que emergieron del banco Juan Colina, Rodrigo Luque y “Pelecito” García.
Fue el nacimiento de la franquicia que hoy conocemos como Deportivo Lara. El cambio de nombre ocurrió en 2009, dos años después del ascenso, cuando Carlos García vendió el paquete accionario a Arid García.