Cuando leemos la historia y también las novelas que narran aconteceres y sufrimiento de los pueblos cuando caen en manos de la tiranía, observamos que no hay Dictadura buena en la que los pueblos puedan confiar. De la misma manera vemos en cada historia y en cada novela que cuando el pueblo se enfurece ante los abusos de su gobernante, no hay terror por avasallante que sea, que pueda doblegar a la totalidad de sus gobernados.
Venezuela por casi dos décadas llena las páginas de la historia con los aconteceres aberrantes de una tiranía inescrupulosa, corrupta y perversa, situada en el pináculo de la ignominia, con unas fuerzas militares convertidas en el eje sustancial y ejecutor de las masas que no se someten al tirano. Los militares son el eje en el que se afinca el poder de un hombre cruel, cuyo interés y ambición principal es mantener la dominación de sus privilegios y corruptelas a punta de violencia criminal contra el pueblo, al que ataca inmisericorde reprimiéndole el derecho a protestar por el hambre, la falta de salud y vida digna que paso a paso le niega y prohíbe, sometiéndolo a la denigrante humillación, de tener que arrastrarse ante “su amo” para tener acceso a medicinas y comida.
Se necesita conocer a fondo la historia del proceder de un dictador, su vida, su escuela, sus ideales, sus principios etc. como también es necesario conocer las razones del por qué al decidir su destino los pueblos vuelcan su fe en sujetos que lejos de ser sus salvadores terminan siendo sus más encarnizados y cruentos opresores, sus más feroces verdugos.
Historiadores y novelistas se dedican a seguir paso a paso la conducta y procederes de las Dictaduras. Los historiadores investigan, buscan la verdad y acontecimientos, sin tintes poéticos ni coloridos sentimentales, ellos van a las realidades observadas y confirmadas, esas que conocerán a través de sus obras las generaciones futuras.
En su oficio los novelistas procuran capturar los rasgos esenciales humanos, sufrimientos y vivencias de los pueblos como parte de ese debate acerca de las dictaduras que se ha prolongado a lo largo del tiempo desde la América independentista. La dinámica del relato, escrito con el pulso de la investigación, involucra al lector en la sensibilidad de pensar los hechos trágicos narrados desde el lugar de las víctimas.
Fueron los pueblos acuciados por su problemas y amarguras los que pidieron fuera escrita por versados narradores su historia e imágenes válidas de sus vicisitudes. Este viejo debate de pueblos y escritores llevó mucho tiempo hasta que hoy podemos leerlos y disfrutar a famosos novelistas que más adelante nombraremos lo mismo que sus obras. Los pueblos que leen, siempre han solicitado que a través de la pluma de probados novelistas, se descifre su vida y sufrimientos tal cual fueron los hechos; exponer los reales problemas de la sociedad, de sus sentimientos, sus propios esquemas vividos, que logren hacer entender al lector esos fenómenos de manera más real en cuanto a las reacciones humanas en medio de las adversas circunstancias y su mundo de rutinas y esperanzas.
Ellos interpretan de sus propias vivencias y conceptos la historia de los tiranos cuya conducta nunca ha variado, a cual más, el dictador que va llegando es peor que sus antecesores.
Los pueblos buscan con sus votos contribuir al proceso de una transformación, sobre todo si se aspira a la construcción de un nuevo tipo de sociedad, de un cambio.
Continúa la próxima semana.
