En un entretenido debate entre candidatos duros, Joe Biden y Paul Ryan discutieron sobre economía, política social y la posición mundial de Estados Unidos, temas con que cerrarán el presidente Barack Obama y su contrincante republicano Mitt Romney el último tramo de la campaña electoral.
Cuando faltan 25 días para los comicios y multitudes votan por adelantado en el país, Obama y Romney intentarán responder dos preguntas que sus compañeros de fórmula plantearon a los decenas de millones de estadounidenses que presenciaron el jueves el toma y daca vicepresidencial, de 90 minutos de duración.
«¿Ustedes, en quién confían?», preguntó Biden. «¿No sería más agradable tener a alguien que genere empleos en la Casa Blanca?», preguntó Ryan.
Biden, deseoso de compensar el opaco desempeño del mandatario en el primer debate de éste con Romney, estuvo a la ofensiva todo el tiempo. Obama aprobó el desempeño de Biden en el debate, con energía y sensibilidad, aspectos de los que careció él mismo.
«Caló su pasión a favor de garantizar el crecimiento de la economía para la clase media, estoy orgulloso de él», señaló Obama tras presenciar el debate a bordo del avión presidencial Air Force One.
El mandatario regresaba a su morada al término de sus actos de campaña en Florida, donde ninguno de ambos contrincantes presidenciales es favorito.
Ryan respondió al vicepresidente con comentarios ásperos, un alud de estadísticas y una aguda aseveración con trasfondo económico: Con otro periodo de Obama, dijo, «cuidado, clase media, les pasarán la factura de los impuestos».
Romney, que vio el debate al término de un día de campaña en Carolina del Norte, se comunicó por por teléfono con su compañero de fórmula para felicitarlo.
La atención vira ahora hacia los dos debates restantes entre Obama y Romney: el del martes, tipo reunión pública en Hempstead, Nueva York, y el último, sobre política exterior, el 22 de octubre en Boca Ratón, Florida.