#LosEscenariosdelPaís La difícil situación económica

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Pareciera tarea fácil escribir sobre este preocupante tema que afecta a casi todos por igual. Lo difícil es aceptarlo y enfrentarlo. Hay muchas interrogantes que nos podemos hacer, algunas de las cuales quizás no encontraremos respuesta, pero quizás las más comunes sean: ¿Por qué llegamos a esta situación? ¿Cuáles fueron las causas que la produjeron? y ¿podremos salir de ella? Para poder responderlas, debemos, ante todo, aceptar que la situación económica que actualmente atraviesa nuestro país es ciertamente la más difícil de nuestra historia republicana.

Si la memoria no me falla, el año pasado, a mediados de enero, en su alocución a la Asamblea Nacional el propio Presidente de la República señalo la existencia de una crisis económica para enfrentar tal coyuntura.Fue a mi juicio, la prueba más evidente de tal aceptación. Este controversial decreto se ha renovado cinco veces, lo cual pudiera darnos una idea que la crisis aún no ha sido resuelta, lamentablemente.

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En primer lugar, pudiéramos señalar que existe una variada gama de indicadores sociales y económicos que nos permitirán ilustrar esta situación. Por razones de espacio, utilizaremos solo aquellas que a nuestro juicio pudieran ser las más relevantes y porque no, las más preocupantes: El año próximo pasado tres prestigiosas universidades venezolanas como lo son la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar, realizaron una investigación que buscaba establecer el nivel de bienestar y la calidad de vida de la población.

Los resultados de este estudio social fueron muy preocupantes y es de esperar que las autoridades tomen cartas en el asunto. Señala el informe “Encovi” (Encuesta de condiciones de vida) que entre 2014 y 2016 el porcentaje de hogares en condiciones de pobreza de ingresos paso de 48,4% a 81,8 % y los que estaban en situación de pobreza extrema pasaron de 23,6% a 51,5% en el mismo lapso. En los tres últimos años el empobrecimiento de las familias venezolanas prácticamente se duplico y el de la pobreza extrema la supero.

Esta situación debe preocuparles sumamente tanto a los actores políticos del gobierno como a los de la oposición y presentar propuestas de políticas públicas a fin de intentar solucionar este flagelo.

Igualmente, reseña dicha encuesta que el año pasado 4.2 millones de pobres, es decir, el 15% de la población, no se beneficiaron de ninguna misión o programa social, que 9.6 millones de personas, es decir una tercera parte de la población, ingirieron dos o menos comidas al día, que a 93.3% de los hogares no les alcanzaba su ingreso para comprar alimentos en cantidad suficiente y que el 72.7% de la población perdió en promedio 8.7 kilogramos de peso corporal.

Otro estudio social señala que entre el 8 y 10% de la población busca alimentos en sitios en los que hay desperdicios de comida (Nelson Fréitez, El Impulso, 24 de marzo de 2017, pág. A3). Y según Caritas de Venezuela, citado por Fréitez, 25% de los niños venezolanos presentan desnutrición aguda y 28% está en riesgo de desnutrición. Estos son algunos de los síntomas que evidencian con meridiana claridad el deterioro social que Fréitez denomina “metástasis social “que estamos enfrentando y que nunca antes se había presentado en la historia de nuestro país, al menos en los últimos cien años.

Antes de responder a las preguntas que formulamos al comienzo, veamos rápidamente cuales son los indicadores macroeconómicos que acompañan al deterioro social: A pesar que el Banco Central de Venezuela no ofrece información sobre el desenvolvimiento de la economía desde diciembre de 2015, algunos analistas económicos tanto nacionales como internacionales han realizado sus propios cálculos y al parecer no están muy alejados de la realidad. Según la empresa Ecoanalítica, 2016 cerró con la crisis más severa que haya enfrentado el país.

El producto Interno Bruto se desplomo por completo en 2016 y se redujo 16.7% en comparación con el tamaño ya reducido del 2015 y lo más grave en un periodo de tres años (2014 al 2016) la economía venezolana ha perdido 24.5% de su tamaño real (Quinto Día, del 24 al 31 de marzo 2017, pag 12).

En otras palabras, la actividad económica alcanzo doce trimestres consecutivos de reducción de su Producto Interno Bruto. Si a esto le sumamos el hecho que según el Presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, las industria venezolanas trabajan actualmente a un 35% de su capacidad productiva, podemos entender entre otras muchas causas, la escasez de muchas productos de todo tipo en el mercado.

En años anteriores, el Gobierno Nacional intentaba, con relativo éxito, compensar esta disminución de la producción nacional con importaciones, pero como consecuencia de la disminución de los precios del petróleo y los elevados compromisos de pago de la deuda pública externa, ha tenido que disminuir ostensiblemente el nivel de las importaciones (En el 2013 fueron 60.000 millones de dólares y el año pasado no superaron los 20.000) lo que explica aunque no justifica los niveles actuales de escasez y desabastecimiento existentes en el país.

En segundo lugar, veamos que ha sucedido en nuestra debilitada economía con el problema más importante que debe enfrentar como lo es la inflación y como el gobierno nacional no ha ofrecido información alguna sobre este indicador desde diciembre de 2015, los analistas económicos tenemos que acudir a información de fuente secundaria y extraoficial para realizar estimaciones sobre este impuesto perverso que nos afecta a casi todos por igual.

Para nadie es un secreto que Venezuela tiene unos diez años consecutivos con una de las inflaciones más elevadas del planeta, pero esta posición se ha exacerbado y en los últimos tres años (2014 al 2016) lamentablemente ha ocupado el primer lugar.

Veamos: en el año 2014, según cifras del Banco Central de Venezuela, la tasa de inflación fue del 68%, per se, un resultado muy elevado que ningún país del mundo exhibió. En diciembre de 2015, El Instituto Emisor señalo que la inflación había cerrado en 180%, por lejos la más alta del planeta.

Sin embargo, los cálculos extra oficiales de analistas económicos indicaban una cifra cercana al 400% y en el rubro alimentos la calcularon cerca del 800%. En el año 2016 las estimaciones de analistas económicos nacionales e internacionales se desbordaron pues precisamente eso mismo paso con la inflación por disimiles razones que serían prolijo señalar aquí.

Según estas fuentes de muchos economistas venezolanos y hasta del Fondo Monetario Internacional, la tasa de inflación promedio en 2016 oscilo entre 500% Y 600%, cifras estas jamás alcanzadas en nuestra historia republicana. Pero en el mercado informal mal llamado “bachaqueros”, los precios se incrementaron a niveles cercanos al 2000%.

El economista y ahora diputado José Guerra ha señalado recientemente que la tasa a acumulada de inflación durante los primeros dos meses de 2017 ha sido de 42.5% y al analizar el promedio de las tasa mensuales se obtiene una tasa de inflación de 741% para finales de este año (El Informador, 10 de Marzo de 2017, pág. 13). El Fondo Monetario Internacional la ha estimado en 1.660%.

Tal como pudiera desprenderse de las anteriores consideraciones, aunque muy incompletas, la situación económica del venezolano es muy difícil de enfrentar y de superar. A pesar que el Gobierno Nacional ha aumentado el salario mínimo cinco veces en los últimos quince meses (esto no lo ha hecho ningún gobierno en el mundo) la inflación se ha encargado de absorber estos aumentos en un círculo vicioso de nunca acabar que termina siempre a favor de los precios.

Según el Cendas – FVM, la canasta básica alcanzo en el mes de febrero los Bs. 622.000 en términos redondos y como la gran mayoría de la población asalariada, un 75%, devenga salario mínimo más cesta ticket, es realmente imposible que pueda alimentarse satisfactoriamente. Esta crisis continuará y el gobierno seguirá aumentando los salarios.

Algunos analistas económicos como Tamara Herrera, economista jefe de la empresa Síntesis financiera, han señalado que este año el salario mínimo se incrementará a Bs. 154.000,sin contar los cesta tickets (EL IMPULSO, 25 de marzo de 2017, pág. A7). Si esto fuese verdad me perdonan la expresión popular y nada académica, que Dios nos agarre confesados.

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