Un nuevo incidente, un nuevo elemento de perturbación en una de las fronteras geopolíticas y geoestratégicas más importantes de Suramérica.
La denuncia de las autoridades colombianas sobre el establecimiento de un campamento de fuerzas militares venezolanas del lado de su frontera ha promovido declaraciones al más alto nivel diplomático y político de ambos países.
Y pensar que en una época no muy lejana el intercambio comercial legal entre ambas naciones alcanzaba la nada despreciable cifra de seis mil millones por año y una importante cifra de empleos tanto para colombianos como para venezolanos.
¿Por qué tantos incidentes y diferencias en los últimos años en una frontera que más bien debería aupar la complementariedad económica entre dos países hermanados en sus orígenes y en la historia? Es una interrogante que está presente hoy con mucha fuerza en los laboratorios de análisis geopolítico y geoestratégico del continente.
En esta oportunidad, Colombia ha dicho en boca de su presidente Juan Manuel Santos que efectivamente soldados venezolanos incursionaron en su territorio en tanto Venezuela ha señalado a través de su canciller Delcy Rodríguez y el propio ministro de la defensa, Padrino López, que los soldados estaban ubicados en territorio venezolano y que en ningún momento traspasaron la línea fronteriza establecida sobre el río Arauca. También se atribuyen diferencias de criterios geográficos por los cambios climatológicos sufridos en la región.
En todo caso, las autoridades de ambos países se van a reunir en las próximas horas para solventar las diferencias de criterios en relación a la posición de las operaciones militares venezolanas. Esto es un buen síntoma en el marco de unas relaciones bilaterales que han sido muy tensas debido a las diferencias políticas de la última década.
Una frontera que ha destacado por la familiaridad entre venezolanos y colombianos. El intercambio comercial, cultural y social permanente. Con rasgos difíciles de controlar por el tema del contrabando y la presencia de fuerzas paramilitares y grupos irregulares que han impactado por varias décadas.
Sin embargo, el elemento central que ha disparado las diferencias entre Bogotá y Caracas ha tenido mucho que ver con las diferencias ideológicas entre ambos gobiernos. Con Hugo Chávez por el lado venezolano y Alvaro Uribe por el lado colombiano,el pasado reciente estuvo cargado de confrontaciones verbales entre ambos mandatarios y sus cancilleres.
Esto afectó considerablemente la vida de residentes en la frontera dado que su cotidianidad se ha visto impactada sobremanera en los últimos años por el cierre de la misma. Con la aparición en la escena continental de Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos el tono bajó relativamente pero aun así se ha mantenido la tensión en los últimos años.
Es de suponer que con los acuerdos de paz desarrollados en Colombia entre el gobierno y las FARC muy posiblemente se contribuya a la distensión geopolítica de la región. Ambos gobiernos han tenido limitaciones en garantizar la gobernabilidad de sus Estados a ambos lados de la frontera frente a grupos irregulares y mafias que operan el contrabando.
Ambos Estados no han tenido la capacidad financiera y militar para resguardar la territorialidad y los derechos de sus habitantes.
Todo el continente está pendiente de lo que ocurra entre Venezuela y Colombia en la actualidad. Colombia está inmersa en un proceso interno de resolución de un conflicto interno que ha tenido trascendencia por varias décadas con un sinfín de pérdidas humanas y financieras. Venezuela por su parte afronta una crisis política y económica que impacta sus indicadores sociales de manera preocupante.
Ambos países están ubicados en una región de enorme importancia energética y geográfica, por ello, la geopolítica y la geoestrategia están presentes con gran fuerza en este evento situacional. Obviamente existen fuerzas internas en ambos países y externas del hemisferio que quieren incrementar la tensión bilateral para sacar partido.
Pero hay que destacar que ambas poblaciones tienen un profundo sentido de hermandad y difícilmente puedan ser manipuladas con un acontecimiento de esta naturaleza. Existe claridad absoluta en el sentido que una distracción de esta naturaleza no puede entorpecer los procesos internos que viven ambas naciones.
Colombia en su hermoso intento de reconciliación y Venezuela tratando de dirimir sus diferencias ideológicas internas por la vía electoral y constitucional. No cabe duda: hay que apostar por la utilidad de la geopolítica para las poblaciones y no para el cálculo político.
El interés general debe prevalecer en ambos gobiernos.
