Colombia busca esclarecer «cuanto antes» la presunta incursión de militares de Venezuela en su territorio, que motivó el miércoles comunicaciones entre las cancilleres y ministros de Defensa de ambos países, informaron fuentes oficiales.
La canciller María Ángela Holguín y el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, «ya hablaron con sus pares de Venezuela», Delcy Rodríguez y Vladimir Padrino, «para esclarecer lo sucedido cuanto antes», señaló la Cancillería de Colombia en su cuenta en Twitter.
«Ya viajó el Director de Soberanía y Fronteras de la Cancillería, Ricardo Montenegro, y mañana (jueves) a primera hora se reunirá con el equipo de fronteras de Venezuela para revisar las coordenadas» donde estarían los militares venezolanos, dijo a AFP una fuente del gobierno.
Más temprano, el gobernador del departamento de Arauca (este), Ricardo Alvarado, declaró a periodistas que los uniformados del vecino país se habrían apostado en zona rural del municipio de Arauquita, muy cerca del límite con Venezuela.
«Hay versiones iniciales de un grupo de las fuerzas militares de Venezuela se instalaron en las Bocas de Jujú y colocaron una bandera del hermano país», dijo.
«Hemos venido manejando esto con la prudencia que demanda un territorio como el nuestro, que depende en gran medida de la frontera, y abogando por que la vía diplomática sea la que impere», agregó.
Alvarado destacó que los colombianos pueden tener «la tranquilidad» de que su seguridad será garantizada, puesto que ya fueron desplegadas fuerzas militares de Colombia en la zona supuestamente ocupada por los venezolanos.
El municipio de Arauquita es considerado estratégico por tener una ruta que permite comunicar el mar Caribe con el océano Pacífico, desde Caracas hasta el puerto colombiano de Buenaventura.
No es la primera vez que en ese municipio de Colombia se denuncia el ingreso de patrullas de las fuerzas armadas venezolanas: en enero de 2016 las autoridades colombianas investigaron un incidente con intercambio de disparos en la zona.
Colombia y Venezuela comparten una porosa frontera de 2.200 kilómetros. En 2015 y 2016, la relación bilateral estuvo marcada por la tensión generada tras el cierre de la línea limítrofe, ordenado por el presidente venezolano Nicolás Maduro aduciendo problemas de contrabando, narcotráfico y seguridad.
